Pese a la caída de la noche y el frío, los socorristas trabajaban con ahínco el lunes en busca de sobrevivientes del sismo que causó el domingo al menos 279 muertos en la provincia oriental turca de Van, cerca de Irak, según el último balance provisional.
El anterior era de 272 muertos y 1.300 heridos.
La dirección oficial de situaciones de emergencia registró 970 edificios derrumbados en la zona de la catástrofe.
Unas cien personas murieron en la ciudad de Van, capital de la provincia homónima, y 117 en el distrito de Ercis, la zona más devastada, declaró el ministro turco del Interior, Idris Naim Sahin.
El sismo, de una magnitud de 7,2, es el más fuerte de los últimos años en Turquía, afectada frecuentemente por temblores.
Un fotógrafo de la AFP vio daños generalizados en Ercis, una ciudad de unos 100.000 habitantes donde cerca de un centenar de edificios se derrumbaron.
Muchos habitantes abandonaron la ciudad, que está sin luz ni agua.
Los socorristas encendieron sus lámparas y generadores al caer la noche y lograron rescatar a una adolescente de 16 años, Hilal, de las ruinas de su apartamento en Ercis, la ciudad que más daños ha sufrido.
El centro sismológico de Estambul predijo el domingo entre 500 y mil muertos, pero este temido balance podría no alcanzarse, según los socorristas en el lugar.
El número de muertos podría aumentar aún, pero no en proporciones desmesuradas, «unos cuarenta» máximo, según el médico Niyazi Celik en Ercis.
Los sobrevivientes se disponían a pasar una segunda noche angustiados por las réplicas, pero esta vez, muchos de ellos bajo las carpas instaladas por la Medialuna Roja. Las temperaturas no superarán los 2ºC durante la noche del lunes y se anuncia nieve para el miércoles.
El Estado turco ha desplegado medios considerables, enviando centenares de socorristas, 145 ambulancias, seis batallones del ejército y helicópteros-ambulancias.
Fueron los edificios de varios pisos los que se derrumbaron, y las casas de uno solo resistieron.
Ahmet Yakut de la Universidad de Oriente Medio (Odtü) en Ankara asegura que el problema es que no se respetan las normas sísmicas de construcción.
«Cada piso reduce la resistencia de un edificio cuando no son parasísmicos», subrayó en la cadena privada NTV, deplorando también la falta de controles por parte de las autoridades locales. Solo 9% de las casas tienen un seguro antisísmico en esta zona, agregó.
«Turquía no es un país preparado para los temblores, debido a la calidad de las construcciones. No aprendemos las lecciones de las anteriores catástrofes», lamentó su colega, el sismólogo Tugrul Tankut.
En la ciudad de Van, con rico patrimonio histórico, situada a orillas de un lago rodeado de montañas nevadas, los 380.000 habitantes sintieron fuertemente el movimiento telúrico.
Varios estudiantes de la universidad local han sido dados por desaparecidos.
Dos violentos sismos en las regiones industrializadas del noroeste de Turquía causaron alrededor de 20.000 muertos en 1999.
En 1976, un terremoto causó más de 3.800 muertos en la provincia de Van.
Fuente:AFP