La cantante británica Amy Winehouse sufrió una «muerte accidental» tras haber haber consumido cinco veces más alcohol que la tasa permitida tasa permitida para conducir, concluyó este miércoles en Londres la investigación judicial sobre su fallecimiento.
El alcohol aparentemente envenenó a la ‘diva trash del soul’, que llevaba tres semanas sin probar el alcohol cuando fue hallada muerta en su domicilio del turístico barrio de Camden el 23 de julio, se dijo durante la investigación.
«Había consumido suficiente alcohol, con 416 miligramos por decilitro (de sangre) y la consecuencia no deliberada de este nivel potencialmente fatal fue su repentina e inesperada muerte», indicó la responsable de la investigación judicial, Suzanne Greenway.
A sus sólo 27 años, Amy Winhouse tenía un largo historial de problemas con las drogas y el alcohol.
Pese a las especulaciones iniciales sobre una posible sobredosis, la autopsia realizada dos días después de su fallecimiento no puso establecer formalmente la causa de su muerte.
Los exámenes toxicológicos complementarios realizados en agosto revelaron la presencia de alcohol, pero no de drogas.
Durante el funeral de la popular intérprete de «Rehab», su padre, Mitch Winehouse, dijo a los presentes que hacía tiempo que su hija no era tan feliz como en las semanas previas a su muerte. Precisó entonces había «vencido» su adicción a las drogas y estaba «tratando duro de manejar lo mucho que bebía».
Con su voz aterciopelada y su característico peinado, Amy Winhouse estaba considerada una de las mejores cantantes británicas de los últimos años, pero sus adicciones ensombrecieron su talento.
Tras su debut con «Frank» (2005), su segundo y último álbum de estudio, «Back to Black», en 2006, tuvo una gran repercusión en todo el mundo, y volvió a alzarse a lo más alto de las listas de éxitos desde su muerte.
Fuente AFP