República Dominicana es la principal cuna de talento latinoamericano para el béisbol de Estados Unidos, pero a pesar de los esfuerzos de Grandes Ligas y de las autoridades, los casos de falsificación de identidad y fraude son un dolor de cabeza que no se detiene.
El caso de Leo Núñez, un cerrador de los Marlins, volvió a abrir una herida que no para de sangrar. Núñez resultó ser Juan Carlos Oviedo y dos años mayor de lo que se pensaba.
Los Marlins lo colocaron en la lista restringida y su futuro quedó en el aire debido a los problemas migratorios que ahora deberá superar para conseguir un perdón del consulado de los Estados Unidos.
«El caso Leo Nuñez es un buen ejemplo porque él se pudo desarrollar, pero en muchos casos no se desarrollan y se quedan en el camino. Los jugadores no son responsables cuando les hacen falsificar su identidad», dijo el ex lanzador Pedro Martínez a The Associated Press.
Núñez se suma a casos como el de Tony Peña, relevista de los Medias Blancas de Chicago, que firmó como profesional bajo el nombre de Adriano Rosario, con los Diamondbacks de Arizona.
También aparece el nombre de Esmailyn González, el prospecto de los Nacionales de Washington que resultó llamarse Carlos Alvarez Lugo y tener cuatro años más de lo que se pensaba.
Luego de hacerse pública la situación con Alvarez, Jim Bowden renunció al puesto de gerente general de los Nacionales y el ex lanzador dominicano Jose Rijo fue despedido de su cargo como asesor.
En República Dominicana funciona una oficina desde 2002 para supervisar las operaciones en América Latina, pero principalmente para tratar de corregir los problemas de fraudes.
«Desde el punto de vista de los equipos, es preocupante que se haga inversión en jugadores que luego tengan documentos falsos. Nos preocupan los casos de falsa identidad, ha sido una preocupación desde el inicio de la oficina en el país», dijo Rafael Pérez, el nuevo jefe de la oficina, designado el 1 de noviembre.
Pérez sustituyó al abogado puertorriqueño Jorge Pérez-Reyes, que a su vez ocupó el cargo luego que Sandy Alderson fuera designado como gerente general de los Mets de Nueva York.
El dominicano Pérez, que regresa al cargo que ocupó de 2002 a 2005, teme que el caso de Núñez pueda repetirse en un futuro no muy lejano.
«De que hay posibilidad (que se repitan casos como el de Núñez), es posible. Estamos hablando de jugadores que fueron firmados antes de que se hagan investigaciones como se hacen ahora», explicó.
Martínez explica la idiosincrasia del atleta que se ve en la desesperación de salir de una extrema pobreza y culpa a los ligados al negocio, en un país en el que el ingreso promedio ronda los 1.500 dólares anuales y alrededor del 42% de la población vive por debajo del límite de la pobreza.
«La confusión reina ante una familia pobre con derecho de salir (de la pobreza). Se reconoce el talento e inmediatamente aparece gente que conoce otros recursos (falsificaciones)», agregó Martínez.
En la actualidad, las autoridades dominicanas trabajan en conjunto con la embajada de Estados Unidos para contrarrestar la ola de falsificaciones relacionadas con peloteros.
La policía nacional dominicana anunció la semana pasada la detención de Kleiber Miguel Bruno, acusado de confabularse con un scout y un entrenador independiente para falsificar los documentos de un prospecto que consiguió un contrato de 135.000 dólares.
Bruno se desempeñaba en el país como investigador de Grandes Ligas y, según la policía, obvió la verdadera identidad del jugador que vivió durante dos años con una persona que se hizo pasar por su madre. Bruno fue despedido por Grandes Ligas y fue entregado a la justicia dominicana acusado de falsificación.
«La fiscalía está investigando todos los casos de peloteros que pudieran hacer uso de identidades falsas», dijo a la AP el procurador fiscal adjunto de República Dominicana, José Dantés Díaz.
El tema de los fraudes no es nuevo en el país caribeño que ha llevado 532 peloteros a las mayores desde que Osvaldo Virgil debutó con los Gigantes de Nueva York en 1956.
«Los cambios de edades y de identidad no se inventaron aquí. Eso fue algo que nos trajeron los scouts de Estados Unidos en la década de los 60 y 70, cuando lo hacían para quedar bien con sus jefes», dijo el presidente de la Asociación de Scouts de la República Dominicana, Ezequiel Sepúlveda, que trabaja para los Dodgers de Los Angeles.
Sepúlveda entiende que uno de los problemas que más ha incentivado a los jóvenes a adulterar sus documentos es el famoso «2 de julio», la primera fecha en que los prospectos de 16 años en adelante pueden firmar contratos profesionales.
«Necesitamos más oportunidades para los muchachos de 18, 19, 20, 21, 22 años, que muchas veces son considerados viejos y no aptos para ser firmados», señaló Martínez.
fuente:Espn