LOS ÁNGELES. Conrad Murray fue descrito el martes como un hombre humilde que superó su pobre infancia en el Caribe hasta volverse un médico respetable, pero en adelante será conocido para siempre como el hombre que mató a Michael Jackson.



Sea cual sea el tiempo que el médico de 58 años pase en la cárcel -fue sentenciado a cuatro años pero se espera que pase la mitad de ese período en prisión, debido a la superpoblación carcelaria-, durante el resto de su vida su nombre causará animadversión entre los fanáticos del rey del pop.

Nacido en Granada (Caribe), Murray estaba «literalmente en la pobreza extrema» hasta que se abrió camino en Estados Unidos y estudió medicina, dijo su abogado defensor Ed Chernoff en la corte en Los Ángeles, al pedir para el cardiólogo -infructuosamente- la libertad condicional.



«¿Qué pasa con el tiempo previo a esos dos meses (en que trató a Jackson?) ¿Qué pasa con esa vida? (…) ¿Qué pasa antes de que Michael Jackson le pidiera propofol?», dijo, afirmando en un emotivo discurso que el doctor había tenido un comportamiento intachable hasta entonces y nunca había cometido un delito.

Pero el juez Michael Pastor dijo al imponerle la pena máxima que Murray «abandonó a un paciente que confió en él, le administró fármacos potencialmente peligrosos (…) y no mostró ningún sentimiento de arrepentimiento, lo cual significa que sigue siendo un peligro».

Durante el juicio, que duró seis semanas, se escuchó que Murray, quien fue efusivamente elogiado por sus pacientes de Las Vegas, donde tenía su consulta, estaba muy entusiasmado a principios de 2009 cuando le ofrecieron un salario mensual de 150.000 dólares por cuidar de Michael Jackson.

El acuerdo era tratar al ícono del pop mientras éste ensayaba en Los Ángeles para 50 conciertos que iba a dar en Londres, y luego acompañar 10 meses a la estrella en Gran Bretaña mientras se llevaran a cabo los shows. Una interesante oferta para alguien que tenía problemas financieros.

Documentos legales mostraron que, en el momento en que fue contratado en mayo de 2009, sus deudas se estimaban en más de 750.000 dólares.

Pero la vida de Murray cambió para siempre la mañana del 25 de junio de ese año, cuando la estrella de «Thriller» murió a los 50 años de una sobredosis del anestésico propofol.

En el juicio que comenzó el 27 de septiembre, salió a relucir que el cardiólogo había estado al teléfono con una serie de amigas las horas previas a la muerte de Jackson, cuando se suponía que debía estar controlando el tratamiento que le administraba al cantante para aliviar su insomnio.

El médico «podía simplemente haberse negado» a administrarle a Jackson los fármacos que éste le pedía, «así como hicieron otros doctores», dijo el juez el martes.

Murray nació en la isla de Granada, donde pasó su temprana infancia con sus abuelos. A los siete años se mudó con su madre y su padrastro a Trinidad, donde terminó la secundaria antes de trabajar para una aseguradora.

En 1978, cuando tenía 25 años, conoció a su padre, un médico en Houston, Texas (sur de Estados Unidos). Dos años después, se mudó a Houston y empezó a estudiar en la universidad Southern Texas y, después de tres años, recibió su primer título médico.

Continuó sus estudios en el Meharry Medical College de Nashville, Tennessee (sureste), luego en la clínica Mayo en Rochester, Minnesota (noreste) y en el centro médico universitario Loma Linda de California (oeste).

Sólo después decidió especializarse en cardiología y continuó su formación en la universidad de Arizona y luego en San Diego, en el sur de California.

Murray abrió su primer centro de cardiología en el año 2000 en Las Vegas y luego otro en un empobrecido distrito de Houston en 2006. Al mismo tiempo trabajaba como cirujano cardiovascular en el Doctors Hospital de Houston, donde realizó más de 100 operaciones.

AFP