Comer pescado horneado o asado aunque solo sea una vez por semana podría fomentar la salud del cerebro y reducir el riesgo de deterioro cognitivo leve y enfermedad de Alzheimer, sugiere una investigación reciente con escáneres cerebrales.
Los autores del estudio hallaron que comer pescado horneado y asado (pero no frito) ayuda a preservar las neuronas de la materia gris, fortaleciéndolas en áreas del cerebro que se consideran esenciales para la memoria y la cognición.
«Los que comían pescado horneado o asado tenían cerebros más grandes», anotó el autor del estudio, el Dr. Cyrus Raji, residente del departamento de medicina del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh en el Hospital Mercy. «Tenían neuronas más grandes en áreas del cerebro responsables de la memoria y el aprendizaje. Y el motivo de que sea importante es que esas áreas cerebrales están en alto riesgo de enfermedad de Alzheimer».
En las personas con un mayor volumen cerebral, «el riesgo de Alzheimer y deterioro cognitivo leve se redujo cinco veces en cinco años tras los escáneres cerebrales», dijo.
Raji dijo que se sintió «sorprendido» de que este efecto se observara a partir de comer pescado apenas entre una y cuatro veces por semana. «Hablamos de apenas media porción al día», dijo. «Y ese sería un cambio muy pequeño en el estilo de vida que puede afectar el riesgo de enfermedad durante mucho tiempo».
Raji y colegas presentaron los hallazgos el miércoles en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (Radiological Society of North America, RSNA), en Chicago.
Más de cinco millones de estadounidenses sufren de Alzheimer, un trastorno incurable relacionado con la edad que destruye lentamente las habilidades de memoria, pensamiento y lenguaje. Los adultos mayores con deterioro cognitivo leve tienen una pérdida de memoria menos grave que los que sufren de Alzheimer, pero con frecuencia terminan desarrollando esa enfermedad.
Para evaluar el impacto del pescado sobre la salud cognitiva, los autores se enfocaron en 260 individuos mayores mentalmente sanos provenientes del Estudio de salud cardiovascular, patrocinado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU.
Todos los participantes se sometieron a IRM tridimensionales para que los investigadores pudieran hacer un mapa del tamaño de la materia gris de cada individuo y darle seguimiento durante diez años. También completaron el Cuestionario de frecuencia alimentaria del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU.
Entonces, el equipo comparó los cambios en la materia gris con el consumo dietético según se reportó en el cuestionario.
Los cuestionarios revelaron que 163 de los participantes del estudio comían pescado al menos una vez por semana, y la mayoría consumían pescado entre una y cuatro veces por semana.
Con esa información, los autores hallaron que independientemente de la edad, el sexo, las rutinas de actividad física y/o los logros educativos, la raza o el peso, los que comían pescado horneado o asado tenían una masa más grande en el hipocampo, el precúneo, y las regiones de las cortezas posterior cingulada y frontal orbital de sus cerebros.
El equipo también observó que las personas que comían pescado horneado o asado semanalmente presentaban una mejor «memoria de trabajo», lo que les permitía ejecutar las tareas de rutina con mayor eficacia.
Pero los amantes del pescado frito con papas deben tener cuidado. No hubo un beneficio craneano evidente respecto al consumo de pescado frito.
El equipo advirtió que aunque comer pescado horneado y asado parece ejercer cierto beneficio cognitivo, otros factores del estilo de vida y socioeconómicos podrían tener que ver. Por ahora, la conexión debe ser considerada como una asociación, en lugar de causa y efecto.
El Dr. Richard Lipton, vicepresidente de neurología del Colegio de Medicina Albert Einstein de la ciudad de Nueva York, reiteró ese punto.
«Hay que preguntarse si hay factores asociados con el consumo de pescado que no midieron que podrían resultar protectores», planteó. «Quizás las personas que comen pescado hagan más ejercicio, o coman menos calorías en total. O tal vez coman más componentes de una dieta mediterránea, como frutas y verduras».
Lipton añadió que «este grupo de investigadores es realmente bueno», y afirmó que los resultados del estudio son «un hallazgo muy interesante, y que absolutamente amerita más exploración».
Las investigaciones presentadas en reuniones científicas se deben considerar preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.
Fuente salud.univision.com