LAS VEGAS. Los fotógrafos con celulares cada vez disponen de más posibilidades: desde las aplicaciones que les permiten retocar sus negativos analógicos hasta la elección de objetivos intercambiables, aunque los grandes nombres de la fotografía siguen sin involucrarse en ella.



Apple lanzó en octubre su iPhone 4S alabando las capacidades de su cámara fotográfica integrada dotada de una «óptica nueva que podría convertirse en el único aparato necesario», con ocho megapíxeles y un objetivo con una apertura de campo más amplia.

Para Elodie Macquet, responsable de marketing de la empresa californiana Xshot, que produce principalmente trípodes para iPhone, esta evolución «significa un poco la muerte de todas las pequeñas cámaras de no muy buena calidad».



«Personalmente, yo no utilizo ya mi pequeña cámara de fotos, puesto que el 4S (el teléfono) opera como una verdadera cámara y con (las aplicaciones) Instagram e Hipsmatic se pueden hacer fotos artísticas», subraya.

Sin embargo, el iPhone, sea lo potente que sea, siempre está limitado por la falta de un gran angular y un objetivo macro.

Para llenar ese vacío, existe ya una gama de equipos intercambiables, de mayor o menor gama, algunos de los cuales fueron expuestos en el salón mundial de la electrónica para el gran público (CES) en Las Vegas (Nevada, oeste de Estados Unidos).

La sociedad Kogeto propone, por ejemplo, una especie de lupa bautizada «Dot» («punto») que es capaz de convertir un teléfono móvil en una cámara que puede filmar videos en 360 grados, sin un equipamiento especialmente caro ni necesidad de una especialización en la filmación de imágenes (79 dólares).

Por su parte, la taiwanesa Ozaki lanzará dentro de dos meses, por 139 dólares, un conjunto de tres objetivos fotográficos que se enganchan sobre un estuche creado para la ocasión: gran angular, macro y ojo de pez.

Sin embargo, para Patrick O’Neill, creador del accesorio Olloclip, hay que desconfiar de equipos que prometen más de lo que pueden proporcionar: «el problema para un teleobjetivo es que hace falta un trípode, sino es imposible tomar una foto correcta, el aparato es muy sensible a los temblores», afirmó.

Olliclip propone un pequeño accesorio tres en uno (gran angular, macro y ojo de pez), que se fija directamente sobre el iPhone, sin estuche. Se venderá en Estados Unidos por 70 dólares desde el mes de junio.

«Tenemos que aumentar la producción, probablemente abramos un segundo emplazamiento en China», tras Estados Unidos, dijo O’Neill, quien todavía está sorprendido por el gran interés que ha suscitado su invención: en mayo realizó una petición de financiación en la web de Kickstarter para conseguir 15.000 dólares y obtuvo 68.000. O’Neill espera poder estar presente en las Apple Store de Europa esta primavera.

En Fujifilm, que este año se ha llevado el premio a la mejor cámara fotográfica del salón (que decide el jurado de la web CNet), el portavoz Matt Schmidt asegura que, pese a la competencia de los celulares, los modelos de baja gama, los que están alrededor de los 90 dólares, «siguen siendo muy importantes para los nuevos fotógrafos».

«De cierta manera el mercado podría contraerse» bajo el efecto de la competencia de los teléfonos, estimó. Pero, «por otra parte, los smartphones atraen a un nuevo público hacia la fotografía» y éste va «directamente a la media gama».

Fujifilm, distinguido por su X-Pro1, un aparato de calidad profesional equipado con un nuevo tipo de sensor óptico que utiliza un filtro (que saldrá a la venta a partir de febrero por 1.700 dólares el cuerpo, más 650 el objetivo), por el momento no prevé lanzarse a los equipos para iPhone.

Lo mismo ocurre con Canon y Nikon, cuyos representantes en el CES no tenían ninguna duda sobre la superioridad de sus aparatos, incluso los de baja gama, ya que sus resultados son mejores en escenarios de baja luminosidad, poseen una mejor «puesta a punto» y, además, pueden trabajar con zoom.

AFP