Acroarte está obligada a evolucionar en el criterio de elección de los nominados a los premios Casandra. Si bien los reglamentos experimentaron algunos cambios, todavía se quedan corto de cara a los tiempos y por ello los que eligen continuarán poniendo en entredicho la pulcritud del galardón.



Aciertos y desaciertos siempre marcan un premio, sin embargo cuando se comenten fallas graves, como las que entiendo han sucedido con las nominaciones correspondientes al año pasado, las cuales se dieron a conocer el pasado domingo, la duda siempre asalta a la opinión pública. Para muestra un botón: la primera bailarina Stephanie Bauger tiene un año fuera la escena a consecuencia de una hernia discal y contusiones en una rodilla, lo que la mantiene debajo de la escena profesional.

Bauger no trabajó el año pasado para merecer una nominación. Su labor en el Ballet Nacional, mientras se recupera es de profesora. Su decisión la hace crecer ante sus compañeros y ante la opinión pública que se quedó perpleja al enterarse de la metida de pata.



El de Bauger es un triste ejemplo, porque independientemente de que los errores son de los humanos, es penoso que una institución que se ha ganado el prestigio durante casi 30 años, se ponga en entredicho sabrá Dios con qué intenciones al momento de incluir como nominado a una figura que no se ha ganado ese puesto. ¿Qué dirá el público?..¿Qué dirán los más nominados?…

Acroarte tiene que continuar fortaleciendo las bases de la premiación. No debe permitir que miembros de la entidad que hacen relaciones públicas forman parte de jurado alguno y evitar a toda costa que estos manipulen a gente en las asambleas. Eso le quita mucho crédito al premio…ojalá lo entiendan y puedan ver más allá de la premiación.

Acroarte debe evitar el chantaje de gente que entiende que su nombre debe aparecer en la lista como nominado o llevarse una estatuilla del Casandra. Ojalá y lo entiendan.

Acroarte nació como una institución democrática, pero por lo que se percibe, eso va quedando en el pasado.

Ojalá y entiendan que los cambios son mejorar, no para empeorar.

Ningún premio complace a todo el mundo. El día que lo haga no tiene sentido. No obstante, se observan ausencias en muchos renglones, ubicación de nominados en categorías que deben replantearse y gente que no debió estar, pues solo se dejaron sentir a través de notas de prensa.

Cómo se explica que Vicente García, un cantante y compositor con trayectoria bien ganada aparezca como nominado como Revelación del año, cuando le corresponde estar en la de Cantante del año. Cómo se explica que los animadores Milton Cordero y Bolívar Valera no aparezcan como nominados, así como los programas Sigue La Noche y Todo Bien. Cómo explicar que figuren nominados los programas De Extremo a Extremo y El Poder de las 12, cuando todo sabemos por el proceso que atravesaron. Cómo explicar las ausencias de Kenny Grullón, Luis José Germán, Irvin Alberti, Hony Estrella en actuación. Qué explicación puede justificar la nominación de I Love Bachata y de su “director”. Qué busca nominada Martha Heredia? Qué paso con Mozart La Para, Milka o Melymel. Esa son solo algunas de las interrogantes que me llegan sobre algunas nominaciones.

Desconocer los aciertos de Acroarte en las nominaciones sería una mezquindad. Cuando se hace un análisis en frío se observan una buena elección en importantes categorías.

La Cervecería Nacional Dominicana que invierte millones en los premios Casandra como patrocinador oficial no está dispuesta a que los cuestionamientos al premio le hagan sombra a la inversión, en consecuencia, Acroarte está obligada a eficientizar el proceso de nominación y de elección de los ganadores de las estatuillas.

Se hablará mucho y escribirán muchas líneas hasta el 13 de marzo y más allá. La madurez debe imponerse. La visión más allá de los intereses ajenos al gremio debe marcar la senda de Acroarte.

Publicado por el periodista Severo Rivera en severo.diariolibre.com