La sentencia por unanimidad del Tribunal Supremo que pone fin a la carrera judicial de Baltasar Garzón divide las opiniones entre quienes aplauden que la ley también se aplique a los jueces y quienes ven en ella un castigo al magistrado por investigar la corrupción política y los crímenes del franquismo.



Las declaraciones políticas no se hicieron esperar.

En el gobierno del Partido Popular alegaron que no realizarían una lectura política, sino «valorar el normal funcionamiento de nuestras instituciones, el cumplimiento del Estado de derecho y el más absoluto respeto por las decisiones que adoptan los magistrados», en palabras del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón.



La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, de este mismo partido, consideraba la condena como «un triunfo del Estado de Derecho» argumentando que «el fin, por muy loable que sea, no justifica los medios».

Desde la oposición, el Partido Socialista aseguró que «respeta y acata la sentencia de todo tribunal y si se trata del Tribunal Supremo español, si cabe, todavía más».
Por su parte, el portavoz de Izquierda Unida, Cayo Lara, calificaba este día como «triste para los demócratas» y ha calificado de «injusta» la decisión.

Y la Asociación Profesional de la Magistratura consideraba que, aunque los mecanismos de Justicia han funcionado «correctamente y con neutralidad», se trata de una condena «dura».

En una carta abierta, la hija del juez, María Garzón, espetaba «ustedes hoy brindarán con champán, pero nosotros lo haremos juntos, cada noche, porque sabemos que mi padre es inocente y que nuestra conciencia SÍ está tranquila».

Fuente: bbc.co.uk