A veces me enojaba cuando escuchaba mis padres y personas mayores relacionadas que decían la famosa frase ¨La juventud de ahora está perdida¨, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta que ellos tenían razón en hacer su comentario. Parece mentira, pero gran parte de la juventud dominicana no supera etapas claves en el desarrollo de una persona con miras de insertarse al ciclo productivo y social del país.



Todo en la vida tiene su etapa de disfrute, aunque cada cual vive como le interesa. Al punto que deseo llegar es al siguiente, muchos compañeros de clases del bachillerato no logran repasar la época de los bonches, los jumos y el coro. Tanto así que una inmensa mayoría no se interesó por prepararse ni ser profesionales, no estamos hablando de jóvenes con carencias económicas, sino de individuos que en su casa hay abundancia.

A muchos jóvenes de hoy se les olvida que papá y mamá mueren, disfrutando de la vida sin hacer otra cosa más que vivir en un eterno vacilón la época productiva de su estancia en la tierra. Es por ello que vemos que grandes emporios construidos durante muchas generaciones se caen porque quienes deben tomar las riendas y ser administradores no se prepararon para la sucesión, quedando en la quiebra.



Para nada me opongo al disfrute de la vida y de quien quiera se de sus tragos, por qué yo también lo hago, pero debe haber un equilibrio entre el disfrute y el tiempo que dedicamos a invertir en nuestro futuro.

No es justo que un hombre tenga que ser mantenido por sus padres más allá de los 20 o 25 años. A esas alturas de juego ya deben estar contribuyendo en sus casas si es que no se deciden a formar una familia debido a que tienen las 3 calientes, con una cama, internet, y un televisor con cable.

Papá y mamá no son para siempre, es mejor despertar a tiempo que luego lamentarse por lo que no se pudo hacer cuando se tuvo la oportunidad.