EE. UU. busca nuevos métodos para superar la crisis financiera que amenaza al país y quiere aprovechar que sus ciudadanos comunes y corrientes desean contribuir a la salvación de su patria. Stephen Carter, profesor de la Universidad de Yale (EE. UU.) plantea introducir un impuesto al sexo.
El activista ha contado que si cada persona sexualmente activa (cerca de 200 millones de norteamericanos) pagara al menos 2 dólares por cada acto sexual, que en promedio tiene lugar dos veces al mes según las encuestas, la nación ingresaría 10 billones de dólares anualmente.
Sin embargo, la propuesta de Stephen Carter pretende matar dos pájaros de un tiro y resolver la discusión entre el Gobierno norteamericano y la Iglesia católica. Se trata de la ley introducida por las autoridades de Estados Unidos que incluye el pago de las pastillas anticonceptivas en el seguro médico. La decisión provocó una ola de indignación entre los obispos católicos.
Según el Ministerio de Sanidad estadounidense, desde el 1 de agosto del 2012 el seguro médico cobrará por los anticonceptivos a los usuarios, para cubrir los que se entregan a la gente que no tiene dinero para pagarlos. El objetivo principal de la medida es controlar la natalidad. Pero los clérigos declaran que el embarazo no es una enfermedad que deba ser cobrada por el seguro médico.
Por eso Stephen Carter propone a los contribuyentes controlar la demografía con su propio dinero. Los mismos norteamericanos no han tomado su idea en serio, pero por si acaso preguntan si pueden pagar por tener sexo mediante créditos, por si su salario no les basta para estas cosas.
No es la primera vez que las autoridades tratan de controlar las relaciones de pareja mediante impuestos. Por ejemplo, en el estado Massachusetts los recién casados tienen que pagar tasas por contraer matrimonio.
Fuente: actualidad.rt.com