Tengo que empezar el relato del Aventador J con una frase increíble: Lo van a vender, se va a poder matricular. Sí, como lo lees. Y es que si bien Lambo parecía haber perdido un poco de su «locura y radicalidad» a base de los genes transferidos por Audi y sus consejos acerca de la ergonomía de los coches, la versatilidad para usarlos todos los días, ahora parece que quieren dar un puñetazo sobre la mesa y recuperar su fama de atrevidos e irreverentes.



Porque el Aventador J Roadster es un animal con 700 caballos, donde todo lo prescindible no tiene lugar, buscando crear una especie de coche de track day, pero a lo bestia. Como si fuera un Caterham, un Radical o un Ariel Atom, el Aventador J ofrecerá a su afortunado propietario la experiencia más salvaje de conducción que puedan imaginarse.

Algo directamente relacionado con una mezcla entre placer (potencia, peso, comportamiento) y sufrimiento (ruido del viento, frío), sin olvidar una pizca del ingrediente secreto de Sant’Agata Bolognese: Miedo.



Fuente: es.autoblog.com