Ya nadie duda que las mujeres se hayan convertido en la fuerza motriz del mundo, algo que viene a confirmar los numerosos llamamientos para reducir la brecha genérica en los consejos de administración y órganos políticos de Europa.
Se trata del incremento del “contingente” desde el actual 15% hasta el 40%. Esta semana el Parlamento Europeo ratificó estas peticiones para que se establezcan normas para el aumento de la representación femenina entre los altos cargos. Se prevé que los órganos legislativos tomen en consideración el asunto ya este año.
Las cuotas ya se han introducido con éxito en Francia, España, Bélgica, Eslovenia, Portugal y Polonia. Alemania las está debatiendo.
Sin embargo, junto con las ventajas evidentes conviven también numerosos escollos. En general, las mujeres representan el 60% de los licenciados en la UE y en muchas ocupaciones están presentes casi de forma equiparable a los hombres. Sin embargo, a medida que ascienden en su carrera profesional, algunas de ellas abandonan en una u otra etapa y, cerca de los puestos más altos, casi desaparecen.
Algunas investigaciones sugieren que las empresas con una gran cantidad de mujeres en puestos de dirección son más exitosas por una serie de razones tales como el análisis de los detalles, la flexibilidad emocional, la sensibilidad y delicadeza, el enfoque individual y la iniciativa, lo que intensifica el deseo para incrementar su cantidad. Pero no todos son del mismo parecer.
¿Mujeres al poder?
El sector empresarial, por ejemplo, se opone a las cuotas por miedo a la aparición de obstáculos burocráticos para elegir a los mejores profesionales, razón por la que un número cada vez mayor de empresas de la UE establece sus propios baremos.
Algunos expertos piensan que todo este debate realmente nos aleja del problema principal: no importa tanto la cantidad de mujeres, sino sus credenciales para ocupar estos altos cargos sin «un sentido de inevitabilidad».
En medio de estas discusiones, las mujeres siguen haciendo gala de las aptitudes intelectuales y los talentos que les ha permitido alcanzar cotas de mando antes inaccesibles, no sólo en Europa sino en todo el mundo. No deja de ser curioso que un pequeño país centroafricano como Ruanda ocupe el primer lugar en términos de porcentaje femenino en sus parlamentos. Le siguen Andorra, Suecia, África del Sur, Cuba, así como Mozambique, uno de los países más pobres del mundo, en una lista de 188 países.
América Latina y Europa, hacia feminización
Cuba, que ocupa la quinta posición, figura aquí no sin razón ya que fue América Latina la que trastocó los conceptos de feminización de los altos cargos.
Por ejemplo, Argentina fue el primer país “progresista” que delegó la máxima responsabilidad del Estado una mujer: en 1974 Isabel Perón se convirtió en la primera presidenta del país en el mundo. Además, este es el único del continente que ha contado con más de una mujer en la jefatura del Estado a lo largo de su historia.
Asimismo, a finales de 1991 el país se transformó en el primer representante de su región que aprobó una ley de cupo femenino, según la cual un tercio del Congreso debía estar compuesto de mujeres.
Ahora este índice ascendió y su nivel es el más alto de Sudamérica, lo que supone un gran avance, según los expertos.
El fenómeno de facultar a las mujeres con la máxima responsabilidad del Estado se ha difundido por todo el mundo, incluida la misma Europa que ahora propugna sus derechos.
En la última década tiende a nivelarse el porcentaje de las mujeres que están al frente de estados en Europa y en América Latina.
Ahora entre las mujeres que ocupan los cargos más altos en América Latina se encuentran la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla. Además, recientemente y en distintos periodos los cargos públicos principales recayeron en mujeres en Panamá, Chile, Peru, Trinidad y Tobago.
Entre sus homólogos europeos destacan la canciller de Alemania, Angela Merkel, la presidenta de Suiza Eveline Widmer-Schlumpf, así como principales figuras estatales en Islandia, San Marino, Croacia, Lituania, Eslovaquia, Suiza y Dinamarca.
Fuente:actualidad.rt.com