El día 1 de mayo se conmemora el día del trabajo prácticamente todos los países del mundo, excepto los Estados Unidos de Norteamérica , ya que fue en esta nación, donde se originaron los hechos, que nos hacen recordar a todos, que el día 1 de mayo es día del trabajador.
Cuanto ha cambiado la forma oficial de conmemorar este día alrededor del mundo, en los últimos 25 años, con la caída de los regímenes del llamado socialismo real en Rusia y la Europa del este, la conversión de China a la filosofía del mercado, y los cambios tecnológicos aplicados a la economía, han hecho en la apariencia que cambie la imagen clásica que muchos tenían, de que el trabajador era aquel que estaba vinculado a la industria y al proceso productivo real, creando bienes y riquezas que redundaban en mayores beneficios locales para sus comunidades.
Con la llamada globalización y el nuevo orden internacional, llegaron muchas cosas, entre ellas la exportación de los empleos en nombre de la competitividad, la modificación de las leyes de trabajo, en nombre de la flexibilidad laboral, la eliminación de beneficios sociales que el estado proveía a las clases trabajadoras en nombre de la austeridad, despidos masivos en innumerables compañías, en nombre de la eficiencia, en fin un sinnúmero de cambios estructurales que en nada han beneficiado a los trabajadores, en nombre de una crisis económica que no ha sido creada por ellos, sino más bien por empresarios inescrupulosos y gobiernos corruptos, ineficientes e irresponsables.
Pero por ser la parte más débil de eslabón de la economía, por ser la parte más alienada ideológicamente, producto de la cultura de la depredación y el consumo, los trabajadores y los pobres, son los que han terminado pagando los platos rotos de la globalización, fenómeno económico, político y cultural, que no tiene un lugar que ofertarle a los pobres y trabajadores, por el contrario, también ha absorbido a la llamada clase media y la va llevando a la pobreza también.
Cuando vemos el grito de los indignados, del llamado 99%, vemos cómo va tomando imagen real, lo que para muchos era el fantasma del miedo, del miedo a vivir sin un empleo digno, a vivir sin una cobertura de salud adecuada, del miedo a no poder pagar el alquiler de una vivienda, ya que comprarla es un sueño casi imposible, para millones y millones de gentes alrededor del planeta.
Para este primero de mayo hay mucho para conmemorar y muy pocas cosas que celebrar, ya que los que trabajan tienen reducidas esperanzas de ver un cambio positivo en sus vidas, que sea producto de su esfuerzo laboral, sólo le queda a muchos la incertidumbre de ser el próximo en la lista a ser despedido en su lugar de trabajo, el próximo que le reduzcan las horas de trabajo y no poder sufragar sus gastos elementales, el próximo en ver que su empresa se muda de país, porque en otro lugar del mundo se paga menos en salario y hay más ganancia para el empresario allí.
Por Jackson Pichardo. Comunicador dominicano residente en Nueva York.