Si busca una forma de mantener la demencia a raya, un estudio reciente sugiere que lo puede lograr al desarrollar un propósito firme en la vida.
Los hallazgos no prueban que tener un propósito en la vida plantee una diferencia, y es posible que los investigadores obviaran algún factor importante que tuviera algo que ver. Aún así, el estudio halló que las personas que tenían más propósito (según definieron los investigadores) parecieron verse menos afectadas por una sustancia que tapona el cerebro, y que se considera como una causa de la enfermedad de Alzheimer.
«De alguna forma, tener un propósito permite a las personas afrontar las señales físicas de la enfermedad de Alzheimer», señaló Patricia Boyle, profesora asociada del Centro Rush de la Enfermedad de Alzheimer del Centro Médico de la Universidad de Rush, en Chicago.
Boyle y colegas observaron pruebas administradas a 246 personas mayores que luego murieron y se sometieron a autopsias que exploraron el estado de sus cerebros.
Los investigadores definieron un propósito en la vida como «la tendencia a hallar significado en la experiencia vital, tener intenciones y enfocarse», explicó Boyle. «Se trata de un indicador de bienestar, de que la vida es buena y de que uno está contribuyendo en su vida, que está tomando decisiones».
Para determinar el propósito en la vida, los investigadores analizaron las respuestas a una prueba psicológica de diez ítems.
Entre los que presentaban mucho de la sustancia en el cerebro (que se conoce como placas y nudos), los que tenían más propósito en la vida parecieron verse menos afectados por un declive en sus poderes mentales (o «cognitivos»). «La tasa de declive cognitivo fue alrededor de 30 por ciento más lenta para alguien con un mayor propósito en la vida, en comparación con menos propósito», apuntó Boyle.
Los investigadores hallaron que pudieron relacionar un mayor sentido de propósito con una mejor salud cerebral, incluso tras ajustar sus estadísticas de forma que no se vieran sesgadas por las cifras altas o bajas de personas con enfermedades, señales de depresión y otros factores.
Todavía no está claro que el propósito en la vida tenga algo que ver con los poderes mentales en la edad avanzada. Pero si hay una conexión, podría tener algo que ver con la capacidad del cerebro, señaló el Dr. James Burke, director de la Clínica de Trastornos de la Memoria del Centro Médico de la Universidad de Duke.
De forma similar, las personas que tienen más educación parecen ser más capaces de tolerar las placas y nudos que taponan el cerebro sin tener tantos problemas cognitivos, señaló Burke. «Mi propia analogía es que si una ciudad tiene más calles, puede tolerar más calles bloqueadas al mismo tiempo y seguir permitiendo que se llegue al destino. Esto se usa comúnmente como la explicación, pero es difícil de probar».
El estudio aparece en la edición de mayo de la revista Archives of General Psychiatry.
En otra noticia sobre la enfermedad de Alzheimer, un pequeño estudio reciente indica que la estimulación cerebral profunda, un tratamiento que se está evaluando para tratar los problemas mentales, parece ayudar al cerebro a trabajar de forma más eficaz en personas que parecen tener una forma leve de la enfermedad. (La enfermedad no se puede diagnosticar de forma concluyente hasta después de la muerte).
Los investigadores, Gwenn Smith de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins, y colegas, examinaron a cuatro hombres y a una mujer que se sometieron a tratamiento durante un año.
En la estimulación cerebral profunda, el cerebro se somete a un pulso electrónico que proviene de un dispositivo parecido a un marcapasos implantado en el tórax.
El estudio, que aparece en la edición en línea del 7 de mayo de la revista Archives of Neurology, fue muy pequeño y fue «una observación muy inicial» de un nuevo tipo de tratamiento, anotó Burke, quien no participó en la investigación. Se necesita más investigación, añadió.
Fuente Holadoctor.com ((HealthDay News)