Es la principal fuente de isoflavonas, aunque éstas también se pueden encontrar como suplementos o en cremas. Sólo sirven para las mujeres, en especial para aquellas que se acercan a la menopausia.Es común escuchar que los orientales envejecen más lento. ¿Sabes por qué? La razón es muy simple: están acostumbrados a consumir productos derivados de la soya, no la salsa con la que se adereza la comida china o los sushi japoneses, sino alimentos como porotos de soya o tofu.¿Y qué tiene eso que ver con el envejecimiento?, seguramente te preguntarás.

«La soya tiene un efecto estrogénico, y eso es muy favorable para la hidratación y la calidad de la piel, que es lo que se va perdiendo con los años», explica Cecilia Orlandi, dermatóloga de Clínica Orlandi.En otras palabras, la soya es la principal fuente natural de isoflavonas, las cuales pertenecen al grupo de los llamados fitoestrógenos o estrógenos derivados de las plantas, y que tienen un alto poder para combatir el envejecimiento hormonal que afecta a las mujeres.Claro, porque -si no lo sabías- existen dos tipos de envejecimiento.



El primero es el intrínseco y a él están expuestos tanto hombres como mujeres. «Es por el desgaste propio de la maquinaria a través de los años y por lo general empieza alrededor de los 40 años», sostiene la especialista. Y el otro, el hormonal, sólo lo sufren las mujeres y se debe a la disminución de la producción de estrógenos, por lo que se manifiesta entre seis y ocho años antes de que ocurra la menopausia, es decir, desde los 43 años.

La importancia de los estrógenos en este tema está en que ellos mantienen la capacidad de la piel para retener agua mediante la acción de unas estructuras denominadas glicosaminoglicanos. Éstos «son los que retienen agua y de hecho sólo uno de ellos retiene mil veces su peso en agua, entonces hace que la piel se mantenga turgente, tersa, lisa», señala Cecilia Orlandi.De esta manera, cuando el estímulo de los estrógenos para la formación de los glicosaminoglicanos se va perdiendo, los efectos inmediatamente se traspasan a la piel, la cual empieza a secarse, adelgazarse, pierde densidad y, como consecuencia, comienza la aparición de las primeras arrugas.



Según explica la dermatóloga, las terapias de reemplazo hormonal indicadas por ginecólogos ayudan a que siga habiendo circulación de estrógenos en el organismo de las mujeres que se acercan o ya están en la menopausia. «Pero uno puede agregar en forma extra en la cara, en el cuello y escote la aplicación de estos fitoestrógenos en forma tópica», afirma.Hay que tener en cuenta eso sí que las cremas con isoflavonas deben ser susceptibles de ser absorbidas, ya que si las moléculas son muy grandes no ingresarán y no tendrán ningún efecto sobre la piel.

Por esta razón, los productos tópicos que contienen isoflavonas son hidrolizados, es decir, están fabricadas para que puedan ingresar a la dermis y allí realizar su trabajo: activar la formación de nuevos glicosaminoglicanos.Otra alternativa es incorporar las isoflavonas vía oral bajo la forma de suplementos.

Sin embargo, en este caso es absolutamente necesaria la opinión de un especialista, ya que las mujeres que padecen cáncer de mamas con receptores de estrógeno o tienen antecedentes de la enfermedad, deben tener precaución.»Pero para una persona normal, sana, que no tiene antecedente de cáncer estrógeno-dependiente, no hay ningún problema.

Las pueden comprar, son de venta libre», concluye la especialista.EL MERCURIOCopyright NoticiasFinancieras