Los adultos mayores que consumen tres o más tazas de café al día podrían reducir su riesgo de muerte por causas comunes en diez por ciento, en comparación con los que no beben café, sugiere un gran estudio del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU.
El hallazgo se aplica a personas de 50 a 71 años que beben café con cafeína o descafeinado. Y sugiere que beber café se asocia con un descenso en las muertes por enfermedad cardiovascular, enfermedad respiratoria, accidente cerebrovascular (ACV), diabetes, infecciones, lesiones y accidentes.
Pero el equipo enfatizó que todavía no está claro de qué forma el café podría conferir un beneficio de salud, y que el estudio no establece una relación causal.
«Creo que es realmente importante apuntar que nuestro estudio fue solo observacional», señaló el autor líder Neal Freedman, investigador de la división de epidemiología y genética del cáncer del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. en Rockville, Maryland.
«Eso significa que simplemente les preguntamos a las personas cuánto café bebían y les dimos seguimiento», explicó. «Pero beber café es solo una de muchas cosas que la gente puede hacer. El café se asocia con muchas conductas distintas. Así que no sabemos qué otra cosa podría afectar esta asociación».
Por ejemplo, los que consumen café tienden a fumar más, una importante causa de muerte, anotó Freedman. «Así que cuando observamos la asociación por primera vez, hallamos que los bebedores de café en realidad se enfrentan a un mayor riesgo de muerte, y solo cuando descontamos el tabaquismo hallamos una relación inversa».
El estudio aparece en la edición del 17 de mayo de la revista New England Journal of Medicine.
Para el estudio, los investigadores se enfocaron en los hábitos dietéticos de unos 400,000 hombres y mujeres inscritos en el Estudio de la dieta y la salud de los Institutos Nacionales de Salud y la AARP, entre 1995 y 1996. Ninguno de los participantes tenía antecedentes de cáncer, ACV ni enfermedad cardiaca al inicio del estudio.
Cada participante fue cuestionado sobre su consumo de café, que varió de cero a una categoría máxima de seis tazas al día o más. La salud de cada participante se rastreó hasta finales de 2008 o hasta la muerte.
Los resultados mostraron que beber incluso una taza de café al día se relacionaba con un menor riesgo general de morir y un menor riesgo específico de morir de muchos de los problemas de salud pública más graves de hoy en día.
Una excepción notable fue que beber café no se relacionó con una reducción en las muertes por cáncer entre las mujeres, y solo tuvo un impacto protector marginal sobre las muertes por cáncer entre los hombres.
El efecto protector pareció ser mayor entre los que bebían más de una taza al día, aunque Freedman anotó que se observó poca diferencia entre el beneficio aparente de dos tazas o seis tazas al día.
«En el futuro debemos observar los muchos distintos compuestos del café», añadió. «Además de la cafeína, el café contiene otros mil compuestos y antioxidantes, algunos de los cuales podrían ser beneficiosos y otros no».
También hay que explorar la preparación del café, anotó Freedman. «Porque a muchas personas les gusta el café de filtro, mientras que otras tienen máquinas de espresso o cafeteras francesas. Y los granos se pueden tostar a distintos grados. Y cada una de esas opciones afecta el compuesto. Y no sabemos si esto también afecta la asociación con la enfermedad», explicó.
Los autores advirtieron que a los participantes no se les preguntó si sus hábitos de consumo de café habían cambiado durante el periodo del estudio. Además, el estudio no tomó en cuenta los problemas de salud preexistentes.
Por ahora, Freedman recomienda hablar con el médico antes de comenzar a tomar más café, porque los antecedentes personales de salud podrían afectar los consejos que se reciban.
Lona Sandon, dietista registrada y profesora asistente de nutrición clínica del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern en Dallas, dijo que, como mínimo, el nuevo estudio parece confirmar lo que la mayor parte de la investigación hasta la fecha ha sugerido: beber café no es malo.
«Ahora, este estudio va más allá y sugiere que en realidad podría ser útil», añadió Sandon. «Pero, ¿cuál es la conexión? Aún no lo sabemos».
Apuntó que aún está por verse si se trata de la cafeína, los antioxidantes benéficos o fitoquímicos en los granos de café, o simplemente algo relacionado con el estilo de vida.
Fuente HealthDay News