Cuando los alimentos o bebidas que ingerimos exceden la cantidad de energía que gastamos, el sistema metabólico se encarga de guardar el combustible sobrante en forma de grasa. Pero nosotros no podemos elegir dónde se depositará esta grasa. Eso depende de nuestra codificación genética y de otras variables biológicas sobre las que no tenemos control. Esto significa que desde el momento en que nacemos nuestro cuerpo ya tiene designado los lugares donde se ubicará la grasa corporal y la forma que tomará nuestra figura si llegamos a engordar.
En general, al engordar, la mayoría de las mujeres tendrán su depósito de grasa en glúteos y piernas; lo que se conoce como «obesidad en forma de pera». En cambio, en el hombre la grasa se deposita predominantemente en la panza. Lo que se conoce como «obesidad tipo manzana» u «obesidad abdominal».
Muchas mujeres me dicen: «Mi marido es flaco, pero tiene ‘pancita’, ‘pancita de cerveza’», aclaran para tranquilizar. Por eso se quedan con la boca abierta cuando les explico que, si bien se ven flacos, sus maridos están gordos porque tienen «obesidad abdominal».
La famosas «barriga cervezera» no es otra cosa que un depósito de grasa. Y la grasa que se deposita allí es la más peligrosa de todas. Imaginemos un terreno en el que los vecinos acumulan basura todos los días y que, por alguna razón, nadie retira. Esa basura continúa acumulándose y con el tiempo se descompone y produce sustancias que se convierten en un caldo de cultivo para toda clase de enfermedades.
Ahora imaginemos que nuestro cuerpo tiene su propio depósito en la zona que está detrás del músculo abdominal. La grasa se acumula allí pero no se queda «tranquila»; libera sustancias dañinas para el cuerpo, que con el tiempo nos pasa factura. El diminutivo de «pancita» no la hace más inofensiva.
Por esta razón, una persona con peso normal pero con un poco de panza puede tener más riesgo que alguien con mucho más sobrepeso o con grasa acumulada en las caderas y la cola. Incluso un sobrepeso moderado -de 5 a 10 kilos ubicado «estratégicamente» dentro de la panza- aumenta el riesgo de complicaciones graves entre las que se cuentan daños al funcionamiento del corazón y las arterias.
Cómo medirte
Para saber si tenés un cuerpo «tipo manzana» simplemente tenés que medir tu cintura. Si eres mujer, debería estar en el rango de los 85 a 90 centímetros. Si eres hombre, entre 95 y 100 centímetros. Si superás esas cifras, significa que tenés obesidad abdominal.
Entonces, ¿quién tiene la culpa?
La «panza de cerveza» es un mito, como el hombre de la bolsa. El alcohol no «fija las grasas». La culpa está en lo que comemos y en lo que no nos movemos.
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