El pueblo dominicano es uno de los más hospitalarios y sensibles del mundo, todavía el común de la gente tiene la capacidad de conmoverse y movilizarse para ayudar y asistir al prójimo en casos de desastre, sin esperar nada a cambio por su labor.
Ahora, que ya pasaron los días tortuosos de la campaña electoral, todos deberíamos tomar atención sobre la situación de precariedad material en que se desenvuelven los principales organismos de emergencia y socorro del país, principalmente Defensa Civil, Cruz Roja y los respectivos cuerpos de Bomberos Civiles.
No cabe dudas, del profesionalismo que han demostrado muchos de los que sirven en estas instituciones públicas de una forma voluntaria, otros de una forma asalariada, aunque muy mal retribuida, debido a que los recursos que fluyen desde el estado y a veces del sector privado, son muy pocos, comparándolos con la necesidades de estas instituciones.
Lamentablemente, vemos que tenemos un estado y una sociedad, que sólo recuerdan que los bomberos existen, cuando se produce un incendio, que la Defensa Civil existe, porque anuncian un ciclón, que la Cruz Roja funciona, porque hubo un accidente vial y hay que trasladar en ambulancia a los heridos, luego de que pasan éstas circunstancias, estas instituciones pasan al plano del olvido.
Un país, que está en una ruta de huracanes y tormentas, que esta cimentado sobre fallas tectónicas importantes, no debería darse el lujo de tener organismos de emergencia mal equipados, con un exiguo personal trabajando de manera fija y percibiendo este, una baja remuneración económica.
Es penoso presenciar como conductores expertos de vehículos de emergencia, tienen que abandonar sus instituciones para irse a trabajar al sector privado, ya que perciben un salario ínfimo, que no les permite suplir sus necesidades más elementales, como algunas instituciones tienen que ‘’cargar’’ a sus integrantes a otras instituciones del estado, de naturaleza muy distinta a las que sirven, para evitar perderlos.
Algunos dirán que es una pérdida de tiempo, el atender como se merece a las instituciones de socorro, que las cosas que reciben se pierden en el camino o no les dan el uso adecuado, a lo cual responderíamos, que los casos aislados que de esa índole se puedan haber producido, no empañan mínimamente el servicio que prestan esas instituciones.
La sociedad y el estado están en deuda con los organismos de socorro, creemos urgente equiparlos, crear una estructura mínima por municipio, donde por cada institución hayan por lo menos cinco personas , en el caso de Cruz Roja y Defensa Civil, recibiendo un sueldo digno, para que estos devuelvan un trabajo eficiente y profesional a la sociedad.
Esto no es un asunto difícil de realizar, solo falta crear la conciencia sobre el asunto y para financiación, bastaría eliminar varias ‘’botellas’’ de la administración pública, y de esta forma se podría contar con una mayor eficiencia y preparación en caso de que ocurran fenómenos imponderables de la naturaleza.
Ojalá no nos tome desprevenidos una situación de desastre, con unos cuerpos de emergencia mal equipados.
Por Jackson Pichardo, comunicador dominicano residente en Nueva York.