Santo Domingo. Como todas los colmados, la de El Manguito vende bebidas y dulces pero también luz para las casas de este barrio de Santo Domingo, donde funciona el primer plan de prepago de electricidad del país, como parte de un proyecto para mejorar el deficiente sistema eléctrico.



«Fui uno de los primeros en tener el sistema prepago y lo elegimos porque tiene varias ventajas: primero, que no dependes de que otros te lean el medidor y además nosotros decidimos cuánto vamos a gastar», comenta a la AFP el deportista Flavio Guillén, de 29 años y habitante de El Manguito, en el sur de la capital.

Este joven, que dice estar de acuerdo con que la electricidad sea de pago y no un regalo del Estado -contra la creencia extendida en la República Dominicana-, asegura que si se «cuida» gastará «unos 500 pesos (13 dólares)» mensuales en luz, lo que considera «aceptable».



El Manguito fue seleccionado por la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) para iniciar este plan piloto hace poco más de un mes, porque generaba pérdidas de casi 99%: de 2.000 familias sólo pagaban la luz 25 o 30, mientras las demás se la servían ilegalmente o no cancelaban sus facturas.

Desde entonces, las calles del barrio están siempre llenas de cuadrillas de trabajadores, que instalan cientos de medidores, nuevo cableado y alumbrado público, pues el proyecto incluye el «saneamiento» de la red eléctrica y busca llevar más seguridad al barrio.

— La mayoría se apunta al prepago —

Ya 600 familias cuentan con reguladores en sus viviendas, de las que más de 500 eligieron el prepago –entre esa opción y la de la factura tradicional–, y tienen servicio eléctrico disponible las 24 horas.

«Antes no se pagaba, pero nunca teníamos luz, sólo 4 o 6 horas al día. Ahora como clientes, vamos a pagar y tendremos cómo reclamar cualquier fallo», explica a la AFP la vecina Paquita Trejo, de 49 años.

«A partir de cinco pesos (0,13 dólares) las personas pueden comprar lo que quieran e incluso controlar mejor sus gastos, dedicando más dinero a la compra de alimentos, por ejemplo», explica el gerente de Distribución de la CDEEE, Rafael Lara, que supervisa los trabajos.

Lara apunta, además, que con esos cinco pesos se compra un kilovatio/hora (kwh) de energía, que «permite dejar encendido por hora y media un televisor, tres bombillas, una nevera» y un ventilador.

Dominicana tomó esta idea de Colombia, aunque los responsables del proyecto explican que el prepago de luz ha sido también exitoso en zonas de Brasil y es el sistema usado en «casi toda Sudáfrica».

— Disciplina con el interruptor —

«Espero que el consumo mensual sea muy económico porque ahora, que voy a comprar lo que yo quiera, voy a consumir lo menos posible. Si te controlas, gastas poca energía», asegura Francisca Cruz, de 58 años, cuyo medidor recién instalado -con los primeros 100 kwh gratis- marca aún 99,9 kwh.

A partir de ahora, Cruz, que vive con sus suegros, su esposo y su hijo en una humilde casa de dos plantas -en la que este mediodía no hay ni una lámpara, radio, ni televisor prendido-, comprará electricidad en la bodega o la farmacia del barrio, los dos puntos de venta habilitados.

«Los dominicanos todos tenemos (teléfono) celular y casi todos compramos tarjetas prepagadas, por lo que ésta es una buena forma de vencer esa cultura de no pagar la luz», dice a la AFP el vicepresidente de la CDEEE, Celso Marranzini.

Además del prepago, Marranzini tiene otros planes para mejorar el maltrecho sistema eléctrico dominicano, que depende de la costosa generación por combustible (con una factura petrolera mensual de unos 160 o 170 millones de dólares) y se mantiene de los subsidios oficiales, aunque entre constantes apagones.

Así, este empresario espera que en dos años existan 2,4 millones de clientes de la CDEEE -el doble de 2009-, que sean un millón los usuarios pobres y con consumo mínimo que se beneficien de los subsidios, que se incremente la generación por carbón y gas natural y se instalen en el país 300.000 medidores prepagados.