Los dominicanos conmemoramos este 14 de junio el 53 aniversario de la gesta histórica que marcó un antes y un después en la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

La idea del grupo de expedicionarios que decidió entrar al país de forma clandestina para enfrentar el régimen dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo Molina, nació a partir del primero de enero de 1959, con el triunfo de la revolución cubana.



A finales de enero llegaron a Cuba José Horacio Rodríguez, Reinaldo Santiago y Poncio Pou Saleta, para iniciar el reclutamiento de las tropas que se entrenarían en los campamentos de Mil Cumbres, provincia Pinar del Río, y el campamento San Julián, este último abortado posteriormente. A partir de marzo arribaron desde diferentes países más de trescientos voluntarios.

Enrique Jiménez Moya fue designado como enlace oficial entre los dominicanos y los revolucionarios cubanos.



En este mismo mes se constituyó el Movimiento de Liberación Dominicana (MLD), con la integración del Frente Unido de Puerto Rico, el Frente Unido Dominicano de New York, la Unión Patriótica Dominicana de Cuba, el Partido Socialista Popular, el Frente Independiente Democrático de Venezuela y la Unión Patriótica Dominicana de los Estados Unidos.

En el acta constitutiva de esta entidad figura el nombramiento de Enrique Jiménez Moya como comandante en jefe del Ejército de Liberación Dominicana, así como la creación de un Consejo Asesor de la Revolución Dominicana integrado por dos representantes de cada una de las instituciones firmantes.

A su vez, se eligió un Comité Central Ejecutivo conformado por los doctores Francisco Castellanos, Francisco Canto, Luis Aquiles Mejía, Juan Isidro Jiménez Grullón y el señor Cecilio Grullón. Al general Juancito Rodríguez se le designó Consejero de dicho Comité y suplente en ausencia de alguno de ellos.

Como resolución fundamental de esta asamblea quedó redactada y aprobada su plataforma de Gobierno, contenido en el Programa Mínimo de la Revolución Dominicana.

Ese documento explicaba las transformaciones económicas, sociales y políticas, que el MLD pondría en práctica luego del triunfo. Establecía también el compromiso de respaldar el ejercicio de la democracia representativa, y en el plano internacional «fomentar las relaciones con los demás pueblos, basadas en la comprensión y el mutuo respeto que inspira la igualdad privada de los estados y la libre determinación de los pueblos».

La lucha del Movimiento de Liberación para darle fin a la dictadura trujillista prontamente ganó expresiones de solidaridad y de adhesión de demócratas procedentes de diversas naciones, entre los que se encontraban: 22 cubanos, 13 venezolanos, 5 puertorriqueños, 2 españoles, 2 norteamericanos y 1 guatemalteco.

Durante el campamento sus miembros se reagruparon en seis pelotones, comandados por dominicanos y denominados, respectivamente, Juan Pablo Duarte, Simón Bolívar, Antonio Duvergé, José Martí, Gregorio Luperón y Máximo Gómez.

A los dos meses de entrenamiento, Jiménez Moya seleccionó a los que integrarían las fuerzas expedicionarias.

El día 13 de junio partió el primer grupo, distribuido en dos lanchas que zarparon desde la Bahía de Nipe, cuyos integrantes fueron despedidos por el comandante Camilo Cienfuegos; al día siguiente, el 14 de junio, el grupo que iría por avión fue despedido por el capitán Manuel Rojo del Río, en la Bahía de Manzanillo.

La expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo, del 14 de junio de 1959, estaba programada para llegar a la República Dominicano por aire y mar; sin embargo, las dos embarcaciones facilitadas por cubanos, llegaron a la costa norte seis días después, debido a un sabotaje y a un mal tiempo.

La incursión aérea ocurrió el domingo 14 de junio, con 54 expedicionarios a bordo de un avión C-46 Curtiss, por el aeropuerto militar de Constanza.

El avión, adquirido en Miami utilizando parte de los 250,000 dólares donados por los venezolanos, fue camuflado con las insignias de la Aviación Militar Dominicana y regresó a Cuba, piloteado por el venezolano Julio César Rodríguez y el co-piloto cubano Orestes Acosta.

La incursión aérea, en sentido general, fue exitosa y sin bajas, los expedicionarios comenzaron a desplazarse hacia las montañas en dos grupos, uno dirigido por Enrique Jiménez Moya, con 33 hombres, que avanzó hacia Tireo, mientras que los otros 20, se remontaron hacia las montañas de El Botao, bajo la dirección del comandante cubano Delio Gómez Ochoa.

El régimen de Trujillo desplegó unos 3,000 soldados para enfrentarlos, además, movilizó camiones y aviones, a los que se sumaron los grupos campesinos.

A tempranas horas del 15 de junio, los cielos de Constanza se ennegrecieron por los bombardeos de la Aviación Militar Dominicana.

Mientras se internaban en las montañas, uno de los expedicionarios perdió la mochila que contenía los planos de los desembarcos marítimos, lo que constituyó un revés, al revelar los planes de los desembarcos no realizados aún.

El 20 de junio, la lancha Carmen Elsa desembarcó por Maimón, con 96 expedicionarios, comandada por José Horacio Rodríguez y finalmente capitaneada por José Messón.

A su vez, la Tínima desembarcó en Estero Hondo con unos 48 expedicionarios, comandada por José Antonio Campos Navarro, donde fueron enfrentados por el Ejército y la Aviación Militar, con el despliegue de otros 3,000 soldados.

Los expedicionarios de Maimón y Estero Hondo fueron duramente atacados por la Marina, con la presencia de un guardacostas, una corbeta de guerra y un barco destructor, además de bombardeos por la Aviación Militar Dominicana.

La menor parte de los expedicionarios de ambos frentes cayeron en combate, mientras la mayoría fue hecha prisionera por militares y civiles, algunos asesinados de inmediato o enviados a la Base Aérea de San Isidro, donde finalmente eran interrogados, torturados y fusilados.

Un último reducto de 5 expedicionarios de Constanza fue hecho prisionero el 10 de julio, compuesto por los dominicanos Poncio Pou Saleta y Medardo Germán, mientras que a los cubanos Delio Gómez Ochoa, Frank López y el adolescente Pablito Mirabal, se les capturó al día siguiente.

Existen evidencias de la continuidad hasta el mes de septiembre de 1959 de dos expedicionarios que habían desembarcado en Maimón, logrando permanecer con vida de manera aislada. Ellos fueron el norteamericano Larry Bivins -veterano de la guerra de Corea-, y el español Francisco Álvarez, quien fue el último en morir el día 14 de septiembre.

Las bajas reportadas en las filas de las tropas del ejército de Trujillo fueron: 42 muertos, 32 heridos y un soldado desaparecido.

De los 196 expedicionarios sólo sobrevivieron 6; dos cubanos: Delio Gómez Ochoa y Pablito Mirabal y cuatro dominicanos: Gonzalo Almonte Pacheco, Francisco Medardo Germán, Mayobanex Vargas y Poncio Pou Saleta.

Sin lugar a duda, la historia de la nación dominicana tuvo un antes y un después de ese 14 de junio de 1959, y los nombres de quienes protagonizaron tal epopeya debe quedar para siempre en las memorias.

Publicado por Dominicanoshoy.com

Imagen de Josefj.blogspot.com/