Por: Nélsido Herasme
Hay quienes confundidos en sus erráticas posiciones pretenden confundir a los demás. Don Miguel Vargas, usted ha sido el gran perdedor de la justa electoral del pasado 20 de mayo.
Quienes maniobran para que el ex presidente del Partido Revolucionario Dominicano permanezca gravitando en el seno de la entidad política, no se dan cuenta que las bases jamás le perdonarán la actitud que asumieron en el pasado certamen electoral.
Miguel, son las bases irredentas del PRD las que han dicho que la hora de la profilaxis, la limpieza y el remeneo de la mata ha llegado al partido blanco.
Fueron los de abajo los que sufrieron en carne viva la desidia y el desdén de los suyos.
Júrelo, Miguel, que fue a los chiquitos de las zonas de los campos y las ciudades que su nefasta labor le ha prolongado el hambre y la sed de poder.
Fue a la vilipendiada militancia perredeista la que a pie, bajo lluvia y sol, la que se monta en la patana que usted despreció, es la que hoy saborea con amargura la derrota, gracias al menosprecio, la indiferencia y al desaire de los suyos, incluyendo a su sagrada esposa.
Nosotros quien en el proceso interno estuvimos de su lado, aunque en un bajo perfil, por nuestra condición de redactor periodístico de la Comisión Nacional Organizadora de la XXIX Convención Extraordinaria “Don Angel Miolán”, a partir de este momento le informo que el apoyo, la confianza y la fe que le profesé, hoy, con mezcla de rabia y dolor se la retiro.
Siga usted contando con el espaldarazo del gobierno del PLD, quien le está devolviendo con creces el favor que le hizo, porque en el PRD su liderazgo ha quedado sepultado para siempre.
En las comparecencias de prensa que usted ha ofrecido, a sus espaldas no alcanzamos ver a una sola figura emblemática y, mucho menos a un dirigente de relevancia del partido.
La Casa Nacional del PRD, la que bajo ordenanza suya y del gobierno está encadenada y bajo estrictas medidas de seguridad, cuenta con decenas de oficinas políticas nacionales pertenecientes a direcciones y frentes de masas, las que por demás, lucen vacías, porque sus dirigentes, miembros todos y todas de la Comisión Política y del Comité Ejecutivo Nacional, tomaron la firme decisión de suspenderlo como presidente de esa entidad política.
El PRD es parte de la nación. Son setenta años de historia y de lucha por las libertades públicas. Ni los vientos huracanados del trujillato, ni la hecatombe balaguerista de los 12 años pudieron con el glorioso e imbatible Partido Revolucionario Dominicano.