El rechazo es la causa principal de la falta de ganas. Ya sea de tu parte o de la de él, cuando dices ‘gracias, pero no gracias’ a los intentos de acercamiento tu pareja tirará la toalla eventualmente. Sacar la excusa de que los niños están despiertos o que tienes un dolor de cabeza horrible, son las peores y además hacen que se te note la falta de ganas. No hay peor bajón sexual que la falta de deseo por tu pareja.
– Pensar ‘ya no le gusto’ es una causa común y así como tu lo piensas, a ellos también les agobia la pancita y la calva. Así como a ti te afectan esos gorditos de más, a ellos los suyos. Esto hace que uno de los dos- y en el peor de los casos los dos- se abstengan de intentarlo, pues es preferible aguantarse antes de darte cuenta que ya no le resultas atractiva a tu pareja.
– Creer que las obligaciones del hogar son obligación de uno solo. No saco la basura, ‘si me quisiera se involucraría más’, ‘si me amara se quejaría menos’, hay que empezar a compartir todos los momentos y también los pensamientos. Lo bueno, lo malo y hasta lo aburrido; encontrar un balance entre obligaciones y momentos de honestidad es fundamental.
– Sexo mediocre. De las peores cosas que les pueden suceder a cualquier pareja: frustración. Si alguno de los dos no está consiguiendo lo que quiere y resulta que la otra persona ni se entera, hay un problema de insatisfacción. Hay que hablar las cosas pues no hay mal peor que las altas expectativas se combinen con el mal desempeño. Recuerden los primeros encuentros sexuales, tal vez se les haya ido quedando en el camino algo de ese picante que los mantenía como conejos.
– Por el simple temor o pereza de que las cosas terminen siempre en sexo, a veces ni nos atrevemos a hacer cucharita. ¡Esto es una bobada de parejas! Hay que primero decir lo que se quiere y segundo dejar el miedo que después de tanto tiempo, es increíble que le tengas pánico escénico a tu pareja, ni que no supieras cuán duro muerde. A veces el también quiere solo hacer cuchara, te lo puedes estar perdiendo por no hablar.
– Desilusiones. La ambición es parte de lo que suele hacer que las parejas se enamoren perdidamente… luego del paso del tiempo, él no se convirtió en el director de su empresa, ni han comprado la casa con jardín extendido. Uno se siente frustrado y el otro desilusionado, eso mata la libido. En este caso, consultar a un experto es la opción ideal.
Fuente: revistafucsia.com