La influencia del Internet en la forma de vida de las personas y la ampliación del uso de las nuevas tecnologías, ha significado un cambio importante en muchos ámbitos: en la forma de relacionarnos, informarnos, comprar y hasta comunicarnos. Así mismo, los jóvenes de hoy en día, <>, utilizan las redes sociales y los sistemas de mensajería instantánea como forma de conversar con sus allegados e intercambiar los apuntes de la escuela o universidad, suben las fotos de los lugares que visitan o las actividades que realizan, desde sus dispositivos móviles hacia alguna red social o envían sus vídeos a Youtube o Vimeo, o sea, realmente viven en las redes sociales y en conexión total y constante a través de un mundo virtual.
En el caso puntual de facebook, sitio este que se ha convertido en algo de habito natural en las vidas de más mil millones de personas en todo el mundo, por la facilidad con la cual se puede interactuar con gente, para realizar actividades sencillas, para compartir, y porque no? pues es un lugar idóneo para obtener información. La empresa ComScore, [www.comscore.com], responsable de realizar diversos estudios y mediciones orientadas al mundo digital e Internet, publicó en este año unas cifras interesantes sobre el tiempo promedio que los usuarios de esta red social le dedican a la misma, siendo un promedio de 405 minutos mensuales, equivalente a unos 30 minutos diarios aproximadamente.
Robin Dunbar en su libro titulado “How many friends does a person need?” hace mención de que los grupos sociales incluyen un promedio de 150 personas, entre allegados, amigos y parientes, lógicamente la cantidad varía según el individuo, pero poco tiene que ver esta cifra con los llamados “amigos” que se puede tener en Facebook, por ejemplo, en la cual podemos llegar a tener cientos, incluso miles.
En una interesante obra escrita por Raquel Andrés Durán titulada “Los ángeles no tienen Facebook” se describe cómo las redes sociales han roto la esfera privada, la intimidad de las personas y de cómo los jóvenes y los no tan jóvenes sienten la necesidad de describirse a sí mismos, de explicar todos sus defectos y todas sus virtudes, lo que le gusta o lo que no les gusta, sus experiencias y sus inexperiencias.
Todo esto nos demuestra cómo las relaciones sociales están siendo falseadas y viciadas caminando hacia una impersonalización de la comunicación, encaminándose todo hacia un carácter público, la privacidad se evapora indiscriminadamente, digamos entonces que “ojos que no ven facebook no sabrán lo que sucede en el mundo que le rodea”.
Gracias a todo esto se esta sustituyendo el café por el cibercafé, la charla con un amigo en un bar o sitio público, al simple hecho de encontrarse esporádicamente en el chat. Se esta olvidando que a nuestro lado tenemos a personas reales que podemos tocar y sentir.
En lo que a mi concierne, defensor incondicional del uso de las TIC sobre todo en la enseñanza, y con bastantes millas recorridas en esta área, me gusta más la acción que la descripción, sentir la piel que las teclas de mi portátil, PC o Smartphone, el sonido de la risa de un ser querido o amigo que los emoticonos, el ponerme color rojo cuando alguien me dice algo frente a mi cara que pueda causarme alegría o disgusto, que la mediocre impunidad de un nick, un olor me refresque un recuerdo que un banner de algún tipo de perfume, equivocarme con alguien que conozco de cara que descubrir que su foto de perfil era falsa, poder hojear un álbum de fotos en tres dimensiones y que decir de la sensación de sentir un ser humano por el cual sentimos algún tipo de afecto.
Por Jimmy Rosario Bernard