Ver imágenes de hamburguesas, pasteles y otros alimentos calóricos puede desencadenar las ansias por comidas que engordan, sobre todo si uno bebe algo dulce en ese momento, según un estudio reciente.
Investigadores de la Universidad del Sur de California hallaron que beber una bebida azucarada mientras se veía estas comidas activaba los centros del apetito y la recompensa en el cerebro, lo que podría tener que ver con la obesidad.
«Los estudios han demostrado que los anuncios que presentan comida nos hacen pensar en comer, pero nuestra investigación observó la forma en que el cerebro responde a las pistas de comida y cómo eso aumenta el hambre y el deseo por ciertos alimentos», señaló en un comunicado de prensa de la universidad la investigadora principal del estudio Kathleen Page, profesora asistente de medicina de la Facultad de Medicina Keck de la universidad.
«Esta estimulación de las áreas de recompensa del cerebro podría contribuir a comer en exceso y a la obesidad, y tiene importantes implicaciones de salud pública», aseguró page.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores midieron las respuestas cerebrales de trece chicas y mujeres hispanas obesas de 15 a 25 años de edad mientras veían alimentos tanto ricos como pobres en calorías.
Escanearon los cerebros de las mujeres dos veces usando imágenes de resonancia magnética funcional (IRMF) mientras veían alimentos como hamburguesas, galletas, pasteles, frutas y verduras.
Tras ver todas las imágenes, se les pidió que calificaran su hambre además de su deseo de alimentos dulces o salados.
En medio de los escáneres, las mujeres bebieron 50 gramos de glucosa, similar a beber una lata de refresco azucarado. En un momento distinto, bebieron 50 gramos de fructosa. La glucosa y la fructosa se hallan en el azúcar de mesa y el jarabe de maíz rico en fructosa.
«Planteamos la hipótesis de que las áreas de recompensa de los cerebros de las mujeres se activarían cuando observaban alimentos ricos en calorías, y sucedió así», señaló Page. «Lo que no esperábamos era que consumir glucosa y fructosa aumentara su hambre y deseo de alimentos salados».
Los investigadores apuntaron que la fructosa resultó en un ansia y hambre más intensas entre las mujeres que la glucosa.
«Nuestros cuerpos están diseñados para comer alientos y almacenar energía, y en la época prehistórica, nos convenía comer muchos alimentos ricos en calorías, porque no sabíamos cuándo comeríamos de nuevo», explicó Page.
«Pero ahora tenemos mucho más acceso a la comida, y esta investigación indica que los endulzantes añadidos podrían afectar nuestro deseo», añadió en el comunicado de prensa.
Los investigadores dijeron que limitaron el estudio a las mujeres hispanas porque la investigación ha indicado que las mujeres son más sensibles a las pistas alimentarias, y la comunidad hispana tiene una alta incidencia de obesidad y diabetes tipo 2.
Se necesitan más estudios para explorar si esos deseos se deben a la obesidad o a la genética, anotaron los autores.
El estudio fue presentado el martes en la reunión anual de la Sociedad Endocrina (Endocrine Society), en Houston. Los datos y conclusiones de investigaciones presentadas en reuniones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.
Fuente Holadoctor.com