¿El dinero te hace malvado?”
Unos investigadores de la Universidad de California, en Berkeley, estudiaron la relación entre el estatus socioeconómico de una persona y su bondad, amabilidad y empatía.
En el experimento, sentaron a dos personas a jugar al “Monopoly”, el legendario juego de bienes raíces. Uno de los jugadores no tenía ninguna posibilidad de ganar ya que los investigadores cambiaron las reglas a favor del otro. Al ganador se le daban dos turnos por cada uno del perdedor, recaudaba dos veces más dinero por las mismas jugadas y eventualmente se hacía mucho más rico.
En otra sala, los investigadores observaban la partida examinando cada expresión de los jugadores. Notaron que al principio, el ganador se sentía incómodo con la obvia desigualdad, con una expresión que denotaba la injusticia de la situación.
Pero de repente todo cambia, y cuanto más dinero acumula el ganador, se le va pasando el malestar y empieza a burlarse del perdedor, a calcular fríamente cada jugada y a actuar despiadadamente frente al perdedor.
Los científicos de Berkeley concluyeron que, tomando en cuenta otros experimentos, la evidencia que se manifiesta en este estudio sugiere que una brecha la cantidad de dinero que tiene una persona y su amabilidad. Aseguran que tener más riqueza cambia a la persona para mal, que los ricos son menos empáticos y sienten menos compasión que los demás, son menos éticos y más desagradables, inhumanos y malvados que personas con menos ingresos.
En los últimos años, la creciente desigualdad económica ha sido objeto de varios estudios psicológicos sobre las diferencias entre los ricos y los pobres. En algunos de los experimentos más famosos, los investigadores concluyeron que los más ricos son más propensos a comerse los dulces de los niños en una fiesta, a no respetar a otros conductores y las reglas de las carreteras, a hacer trampas, a ser menos honestos y hasta descubrieron que los hombres más desagradables tienden a ganar un promedio de 10.000 dólares más que aquellos descritos como más agradables.
“Los ricos en general tienden a darle más prioridad a sus propios intereses”, explicó Paul Piff, psicólogo de la Universidad de Berkeley. “Esto los hace más propensos a exhibir características negativas que generalmente son asociadas con personas verdaderamente canallas”, agregó.
“No es que gente de la clase alta sea insensible, es que no pueden reconocer las señales de sufrimiento porque en sus vidas no han tenido que lidiar con tantos obstáculos como los demás», añadió Jennifer Stellar, psicóloga social y co-autora del estudio de la Universidad de Berkeley.
Por supuesto, este tipo de investigación tiene fuertes críticos. Algunos señalan que algunas de las personas más ricas en el mundo, como Bill Gates y Warren Buffet, han sido los mayores donantes de obras benéficas y organizaciones filantrópicas.
Otros aseguran que estos estudios son motivados por agendas políticas que únicamente buscan condenar a aquellos a quienes llaman el 1%, o los más ricos de la sociedad. Además, argumentan que en un sistema capitalista, no se sabe qué ocurre primero: si el dinero hace a la persona menos honesta, agradable y más despiadada o si estas son cualidades que se necesitan para poder subir en la escala social y económica y ganar más dinero. Por ejemplo, Ray Dalio, un exitoso empresario y fundador de la compañía de inversiones Bridgewater Associates lo dijo de esta manera: “si quieres ganar más dinero que la media del mercado, tienes que quitárselo a alguien”.
Fuente: cnnespanol.cnn.com