Se acumula la evidencia de que el ejercicio ofrece cierta protección contra la pérdida de memoria y la enfermedad de Alzheimer. Tres estudios recientes muestran que una variedad de actividades físicas se asocian con unos cerebros más sanos en los adultos mayores.
Un estudio halló que los adultos mayores normalmente sedentarios que caminaban a un paso moderado tres veces por semana durante un año mejoraban el tamaño de la región del cerebro que tiene que ver con la memoria.
Un segundo estudio halló que el entrenamiento en resistencia (con pesas) dos veces por semana ayudaba a las mujeres con señales leves de declive mental a mejorar sus puntuaciones en pruebas de memoria y pensamiento. Y el tercero mostró que el ejercicio realizado para la fuerza y el equilibrio también mejoraba la memoria.
Ninguno de los hallazgos ofrecen una receta clara para evitar los declives mentales y el Alzheimer, pero en conjunto, la creciente acumulación de investigación sugiere firmemente que la actividad física es esencial para un envejecimiento saludable del cerebro, y podría ayudar a prevenir el Alzheimer, aseguró Heather Snyder, directora principal asociada de relaciones médicas y científicas de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer’s Association).
«Estos estudios realmente comienzan a fortalecer la literatura sobre el impacto que la actividad física podría tener en la reducción del riesgo de la enfermedad de Alzheimer», apuntó Snyder.
Los estudios fueron presentados el domingo en la reunión anual de la Asociación de Alzheimer, en Vancouver.
En un estudio, investigadores de tres universidades de EE. UU. dividieron a 120 adultos mayores sedentarios sin demencia en dos grupos. Un grupo hizo ejercicio aeróbico, caminando en una pista a un paso moderado durante 30 a 45 minutos tres veces por semana, y el otro hizo ejercicio de estiramiento y tonificación.
Un año más tarde, las IRM del cerebro mostraron que el tamaño del hipocampo, una región del cerebro que tiene que ver con la memoria, aumentó en dos por ciento en el grupo que caminó. En el grupo de estiramiento y tonificación, el volumen cerebral del hipocampo se redujo en 1.5 por ciento.
Tras los 50 o los 55, los adultos pierden alrededor del uno por ciento del volumen cerebral al año, señaló el autor líder del estudio Kirk Erickson, profesor asistente de psicología de la Universidad de Pittsburgh. Una reducción marcada del hipocampo puede ser una señal de la enfermedad de Alzheimer.
Los nuevos hallazgos muestran que «el hipocampo sigue siendo muy plástico durante toda la vida, incluso en la vejez», aseguró Erickson. «No solo podemos evitar que se encoja, sino que podemos aumentar el tamaño del cerebro en un periodo relativamente corto, apenas un año tras lograr que la gente se haga más activa».
Erickson y colegas también midieron las concentraciones en sangre del factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC), que es importante para el aprendizaje, la memoria y otras funciones cerebrales, señaló Erickson.
Hallaron que las personas que tenían mayores aumentos en el tamaño del hipocampo también tenían una mejora más grande en el FNDC, lo que sugiere un cerebro más sano, dijo.
Pero no está claro en qué forma el volumen cerebral o los niveles de FNDC se relacionan con la memoria o las habilidades de pensamiento. El hecho de que ambos grupos (los que realizaron ejercicio aeróbico y el grupo de estiramiento y tonificación) rindieron más en las pruebas de pensamiento y memoria tras un año señala que varios tipos de ejercicio pueden actuar sobre distintas regiones del cerebro o distintas redes cerebrales, apuntó Erickson. En lugar de decir que un tipo de ejercicio es más importante que otro, es probable que la respuesta sea más compleja, y varios tipos de actividad física afecten distintos aspectos de la salud cerebral, comentó Erickson.
Para evaluar justo ese tipo de teoría, investigadores de la Universidad de Columbia Británica y de la Universidad de Illinois, en Urbana, dividieron a 86 mujeres de 70 a 80 años de edad que ya mostraban señales de declive mental leve en tres grupos. Un grupo hizo entrenamiento de resistencia (pesas) dos veces por semana, otro hizo entrenamiento aeróbico (caminar) dos veces por semana, y el tercero realizó ejercicios de equilibrio y tonificación dos veces por semana.
Tras seis meses, el grupo de entrenamiento en resistencia mostró una mejora significativa en el rendimiento en pruebas de atención y memoria, en comparación con los otros dos grupos, hallaron los investigadores. El entrenamiento en resistencia también llevó a cambios funcionales en tres regiones del cerebro que tienen que ver con la memoria. El grupo de entrenamiento aeróbico mostró mejoras en el equilibrio, la movilidad y la capacidad cardiovascular.
El tercer estudio, de investigadores del Centro Nacional de Geriatría y Gerontología de Japón, se enfocó en 47 adultos mayores con deterioro leve de la memoria, que se dividieron en dos grupos. Un grupo realizó 90 minutos de ejercicio supervisado dos veces por semana, y el otro, el grupo de control, asistió a unas cuentas sesiones de educación en salud.
El grupo de ejercicio realizó entrenamiento en fuerza, aeróbicos y ejercicios para mejorar el equilibrio, durante un año.
Los del grupo de ejercicio mostraron una mejora en una tarea de memoria y en pruebas que medían su capacidad de usar el lenguaje, en comparación con los del grupo de educación, aunque ambos grupos mostraron mejoras en la memoria, señalaron los investigadores.
«Hay mucha evidencia disponible que sugiere que el ejercicio puede resultar beneficioso de muchas formas, ya sea al reducir el riesgo de obesidad y de aumento de peso o la inflamación», aseguró Erickson. «El ejercicio se asocia con una mayor esperanza de vida, y se ha mostrado repetidas veces que se asocia con una reducción en el riesgo de demencia. Parece que hay una relación muy directa entre la actividad física y la integridad del cerebro».
Debido a que estas investigaciones se presentan en una reunión médica, sus datos y conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
Además, los expertos anotaron que aunque estos estudios hallaron una asociación entre el ejercicio y un envejecimiento cerebral más sano, los investigadores no probaron una relación causal.
Fuente Holadoctor.com