Santo Domingo. Cuando la justicia dominicana aparentaba dar pasos agigantados vemos como retrocede 20 o 30 años. Que avergonzado me siento al vivir en un país donde el dinero, los amiguismos y la influencia hacia el sector político son armas de destrucción para un sistema en decadencia que en lugar de enviar una buena señal que sirva de ejemplo a la sociedad está haciendo todo lo contrario, mandando a robar, pero en grandes cantidades.
Roben mis hijos, pero en cantidades industriales, que sea bien grande la suma, que la misma le permita reírse de todo el mundo y que luego usted indique que ha sido una victima más del abuso del Estado, que además tenga el país que pagarle los daños a la moral que le han causado siendo usted una persona tan honorable.
No se lleven del romanticismo ni de los ideales, el mensaje está bien claro, roba tanto hasta que te conviertas en una persona admirada, querida y respetada por los demás, total ya nadie pregunta cual es el origen de ninguna fortuna, porque no importa como, pero debes ser rico. Al diablo se fueron los valores, o mejor dicho los han enviado la justicia que siempre he comparado con una letrina y aún una letrina bien cuidada pienso que es más limpia que la justicia dominicana.
Roba y busca el padrino dentro de los políticos, preferiblemente que estén en pleno ejercicio del poder, búscate lo tuyo, búrlate de los demás en su cara que nada te pasará.