Santo Domingo. Los choferes que conducen chatarras públicas, a las que el ciudadano peatón no tiene más remedio que subir en vista de que los servicios de autobuses estatales han fracasado, se sienten con tanto poder sindical que han llegado a extremos intolerables y, por demás, irritantes para la sociedad que vive bajo el régimen de las obligaciones a que las leyes le sujetan.
Los de la Av. 27 de febrero esquina Máximo Gómez han pretendido, al igual que otros en muchas otras intersecciones de alto tránsito, establecer un estacionamiento permanente, donde los conductores se quitan los zapatos y duermen siesta a la espera de que lleguen pasajeros.
Se trata de una esquina de tanto movimiento, que choca de frente con la necesidad de eliminar la ocupación de todo un carril para complacer a estos “padres de familia”, por lo que los policías de Amet se pasan el santo día obligándoles a moverse y no estacionar, pretensión por demás inútil porque estos ciudadanos no respetan ni a sus madres.
Agobiados por el reclamo justo de la autoridad, en días pasados estos choferes tomaron la iniciativa de protestar bloqueando el tránsito de esa esquina durante diez minutos, lo que enseguida provocó un desagradable taponamiento que, como de costumbre, causó molestias y perjuicios a cientos de conductores y pasajeros. Fue una demostración de poder e inmunidad.
Si el director de la AMET hubiese ordenado la detención y la incautación de estos vehículos, tal procedía por el atentado al orden público y perjuicio creado, hoy estuviera recibiendo el aplauso de los que vemos a diario con espanto cómo los taxis se han adueñado de decenas de esquinas y parques para establecer sus centros de operaciones, dejando basura y orines por doquier, así como a los insurrectos choferes de carros públicos y minibuses que se detienen donde les viene en ganas, corren a la velocidad que quieren y pasan inadvertidos al policía que está ocupado en poner una multa a una yipeta del año que no lleva “revista”.
¡Actúe General, y hará historia!
Por Freddy Ortiz