PARÍS. Una dieta desprovista de un tercio de las calorías consumidas habitualmente no garantiza necesariamente aumentar la esperanza de vida, como habían sugerido algunos investigadores, según un nuevo estudio efectuado con macacos de la especie Rhesus.
Sin embargo, esa dieta permite a los macacos disfrutar de una salud mejor, con menos casos de enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes, según el estudio publicado este miércoles por la revista científica británica Nature.
Este estudio contradice las investigaciones realizadas en el pasado en ratones y ratas y que establecía una relación entre la restricción alimentaria y la longevidad. Ningún estudio de este tipo se ha llevado a cabo hasta ahora en seres humanos.
Durante más de 20 años, los investigadores del Instituto Estadounidense de Envejecimiento (National Institute on Ageing – NIA) sometieron a 121 monos Rhesus de pesos «normales» a restricciones calóricas del 30%, algunos de ellos desde su juventud (de 1 a 14 años) y a otros ya en una edad avanzada.
Luego compararon los resultados obtenidos con los de un grupo de control.
No se observó ninguna diferencia notable en términos de longevidad entre los diferentes grupos de macacos, cuya esperanza de vida en cautividad supera a la de los animales en libertad, con una media de 27 años.
Sin embargo la restricción de calorías en la edad avanzada tuvo un impacto positivo sobre su metabolismo, especialmente en el índice de colesterol en los machos.
Por su parte, los monos tratados en su juventud desarrollaron menos casos de cáncer y de enfermedades cardiovasculares o sufrieron casos de diabetes más tarde que el grupo de control.
«Sin embargo, estos resultados no tuvieron un efecto inmediato sobre la longevidad», declaró a la AFP Rafael de Cabo, uno de los autores del estudio.
El estudio NIA, que contradice los resultados de una experiencia en curso del laboratorio de Wisconsin National Primate Research Center (WNPRC) que mostró que la longevidad aumentaba en los monos Rhesus sometidos a la misma restricción calórica, no avanzó ninguna explicación.
Según Ricki Colman, coautor de este último estudio (WNPRC), la diferencia podría explicarse por la composición de la comida dada a los macacos del grupo de control. Los monos del grupo de control NIA disfrutaron de una alimentación «particularmente sana», con vitaminas y complementos minerales, lo que podría explicar una duración de sus vidas similar a la del grupo de control.
En cambio, los monos del grupo de control WNPR podían alimentarse de lo que quisieran, como ocurre con el ser humano.
El investigador del WNPRC no excluyó tampoco que la genética haya podido jugar un papel en las diferencias de longevidad que él observó.