Da mucha pena que algunos medios de la prensa dominicana publique tanta basura de información, resaltando el hecho de que José Carlos Hernández (chiva) usaba piercings y tatuajes y no el hecho de que fue asesinado injusta y brutalmente por criminales, por la delincuencia que hay en el país, donde tu vida no depende de tu esfuerzo sino de la voluntad de los atracadores y asesinos que están en nuestra sociedad.
“A él lo confundieron. Él estaba feliz. Vivía en Argentina y vino a pasarse un tiempo con su familia y ya se iba de vuelta a Argentina donde tiene un grupo de rock, pero antes quiso ir a ese concierto a modo de despedida y lo que encontró fue la muerte”, María del Carmen Hernández
El aspecto más preocupante de todo esto es que la sociedad se ha ido adaptando a este modus vivendi, que la crónica roja pasa como una más del montón y que la única opción aplicada para combatir el delito se ejecuta a posteriori, sobre los hechos consumados.
Carlos tenia una forma peculiar de vestir porque era un Rockero de verdad, sus grandes habilidades tocando la batería lo llevó a pertenecer a un grupo de Rock argentino y aquí en República Dominicana formaba parte del grupo de motociclistas de Harley Davison.
Si había algo que caracterizaba a José Carlos era lo cariñoso y respetuoso que era con las demás personas. Pidiendo de esa misma forma que respetaran su forma de vestir.
“Él usaba piercing, tenía el pelo largo, le gustaba la ropa negra, era un rockero ciento por ciento, pero tenía un gran corazón. Un corazón que amaba a todo el mundo, así como él esperaba que lo respetaran”. María del Carmen Hernández
Lastima que esta sociedad aun no deja de juzgar a las personas por las apariencias, cuando en Estados Unidos 7 de cada 10 jóvenes tiene un tatuaje. El ser original en esta sociedad parece ser un pecado.
“Él era mi único varón. Tenía una filosofía de vida muy particular. Enseñó a respetarlo, a quererlo y a entender que debajo de esa ropa, que para mucha gente llamaba la atención y no iba acorde con lo que la familia le había enseñado, había un ser humano extraordinario” María del Carmen Hernández
Que pena dan algunos del gremio periodístico que han presentado a ese joven de mala manera por su imagen. Será que ser rockero siempre será mal visto? Ojala llegue el día en que la apariencia no sea todo en este país porque no importa como vistas….. HASTA LA BASURA USA CAMUFLAJE.
Al final en este la imagen no es lo importante, es un hecho de sangre y criminalidad. Hay un joven muerto de solo 24 años de edad que SI, era amante del género rock «metálico» pero era un ser humano, inteligente y con habilidades y tenia poco tiempo de haber llegado a la República Dominicana de vacaciones.
El era igual que cualquier ciudadano y también era una persona productiva, así que los medios y la sociedad deberían descartar la idea de que toda persona tatuada, perforada o rockera es un parásito, ahora lo encasillan por ser rockero, por tener el pelo largo y usar tatuajes pero quizas si hubiera tenido una imagen mas prolija, el tratamiento de algunos medios hubiera sido diferente, como si sus creencias y sus practicas fueran razón para matarlo.
Es posible que quien lo arrebató la vida sea un fiel creyente que va a misa todos los domingos, pero a pesar de que posiblemente su imagen no lo delatara, ahora mismo se ensucio sus manos. No porque sea José Carlos el tema es especial, pudiera ser cualquiera, no hablo de él, hablo del prejuicio de esta sociedad donde llevar un tatuaje o un piercing visible es razón suficiente para no darte un empleo y tildarte de delincuente.
Es lamentable ver que en esta cristiana sociedad existen personas que han dado un tratamiento al caso en el que pareciera que con su muerte nos libramos de una plaga, como si salir a la calle con un cuchillo a matar rockeros tatuados fuera igual que matar mosquitos en la pared. Esa mancha de sangre no duele igual.
No estoy vendiendo este joven como ejemplo, estoy abogando por los que siguen vivos, tatuados, con piercing y que deben esconderse para no ser señalados y marginados como si eso los hiciera menos.
Existen profesionales desde médicos, pasando por comunicadores hasta ingenieros a quienes les gusta tatuarse y perforarse, quienes se sienten cómodos con una imagen diferente a la ¨normalmente aceptada¨ por la sociedad y muchos de ellos han dedicado parte de su vida a la creación artística, ya sea esta musical (la más abundante), pictórica, literaria y hasta en la moda.
Pobre José Carlos que ahora que no puede defenderse y es publica y socialmente juzgado por su imagen, más no defendido como el ser humano que fue y que perdió su vida a sangre fría.
Tal vez los prejuicios continúen teniendo el peso de hasta ahora, quizás se siga promoviendo una campaña desprestigiadora de parte de los medios sensacionalistas de siempre, a lo mejor no cambie nada a los ojos del ciudadano común y corriente estancado en estereotipos y modas.
Muchos hemos salido en voz de alarma por las notas prejuiciosas que se han publicado solo por estar tatuado y vestido de negro. Notas que solo logran pisotear el dolor de una madre que llora su hijo muerto.
Somos muchos y seremos más y llegará el momento en que quede descubierto que muchos de los que optamos por tatuarnos o perforarnos, estamos ahí donde menos se los espera: oficina, dirección, supervisión, creatividad y eso para un sector cada año en expansión merece todo el respeto posible. El quería ser respetado y aun tras su muerte, los prejuicios y el irrespeto de esta sociedad lo persiguen y mientras eso pasa la delincuencia sigue creciendo.