En los últimos meses hemos asistido a una nueva modalidad de clamor social: el muerto al lomo. Así he decidido llamar la peculiar acción de cargar con un cuerpo inerte a cuestas para ser enrostrado a las autoridades en un palacio ausente de justicia. El caso mas reciente ocurrió a inicios de semana cuando un agente policial quito la vida a un joven tras este haberle pedido unos diez pesos. Como se narra este hecho nos resulta confuso, más aun cuando el policía alega que el fenecido pretendía despojarle de su pistola. Sea como fuere el hecho es que una vez mas los familiares de la víctima han decidido cargar con el cuerpo del delito luego de saber que supuestamente el policía iba a ser dejado en libertad tras pagar una fianza.
Suponemos el dolor pero incapaces de sentirlo divisamos este tipo de acciones como propias de gente de la más baja formación sin advertir que al lanzar tal calificativo quienes ruedan escaleras abajo somos nosotros. No creo vaya a ser este el último caso en el que veamos a familiares en medio de la incertidumbre que les trae la congoja de perder a uno de los suyos, cargar con el muerto al lomo para recordar a las autoridades que solo el cumplimiento de la justicia ha de ser capaz de mitigarles de cometer otro acto de insensatez ante la posibilidad de pasar ellos de víctimas a victimarios disponiendo de la vida de quien ya dispuso de la de uno de los suyos.
No es un asunto de ser chopo cargar con un cadáver al palacio de la policía o al de justicia, quizás un día alguien atine a llevar a un juicio un ataúd vacío no solo como metáfora del crimen perpetrado, sino también como muestra del vacío dejado por la abrupta partida del pariente amado.
Se dice que el agua es vida, también se dice que la sangre pesa mas que el agua, esto es así pues a pesar de que el líquido transparente trae consigo la posibilidad de propiciar dicho milagro, en la composición misma de la sangre viajan los elementos propios que componen no solo al ser en términos físicos, allí también radican las características que hacen reconocer a cada cual de donde viene y por ende cuales han de ser los suyos en vida y a estos identificarle para recordar su paso por esta tierra antes de dormitar el difunto el sueño eterno.
Por Aneudys Santos
Productor de contenido para medios
En Twitter: @aneudys_santos