Personas que hace años se mudaron de La Barquita de Los Mina, en Santo Domingo Este, tratan de regresar ahora a ese lugar, motivados por la promesas de reubicación de las familias en situación más vulnerable, lo que ha creado tensión a las organizaciones comunitarias y al sacerdote Gregorio Alegría, párroco de la iglesia San Vicente de Paúl.



Ante esa situación, el cura Alegría y las organizaciones del lugar demandaron al presidente Danilo Medina que disponga el cierre de la zona con miembros de las Fuerzas Armadas para evitar ocupaciones y que se clave un solo clavo en el lugar, además, para evitar enfrentamientos innecesarios.

Alegría, quien sirve de enlace entre el Gobierno y los moradores de La Barquita, confirmó la práctica, lo que preocupa, ya que podrían producirse enfrentamientos. De ahí que sugiera al presidente Medina custodiar la zona con agentes de la Marina de Guerra u otra institución para evitar males peores.



Informó al periódico Hoy que  ahora los dueños y supuestos dueños de viviendas en ese lugar pretenden sacar a los inquilinos a la mala, para  ocupar las propiedades y beneficiarse del traslado.

Sostuvo que ante esa situación los dirigentes comunitarios se han organizado y se encuentran vigilando para impedir que a la zona se muden personas que nada tienen que buscar en La Barquita, que no sea aprovechar la coyuntura para tratar de conseguir alguna vivienda, en caso de que se produzca la desocupación del área del río Ozama.

Josefina Madé y Eridania Rosario, dirigentes comunitarias de La Barquita, expresaron que los moradores de ese lugar se mantienen en guardia, ya que no permitirán que los “vivos de siempre” dañen el proyecto que han presentado al Presidente de la República para sanear el lugar y el río”.

Saneamiento.  Ayer, brigadas de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) y trabajadores comunitarios de La Barquita iniciaron el saneamiento de las tres cañadas que atraviesan a esa barriada desde los sectores ubicados en la parte superior.

Más de 30 hombres y mujeres del lugar  fueron provistos de botas de goma, guantes, cascos, chalecos y otras protecciones para iniciar la limpieza en la cañada Puerto Rico, de donde sacaron desechos, hasta colchones viejos.