Su ingesta causa efectos comparables a los de consumir cigarrillos y aumenta el riesgo de que el bebé nazca con poco peso. Además, provoca la reducción del tamaño de la cabeza



El culpable es un químico llamado acrilamida, que se encuentra en altos niveles en los alimentos como las papas fritas y las tostadas.

 Los investigadores dicen que, además de bajo peso al nacer, los bebés de madres que tuvieron grandes cantidades de esa sustancia en sus cuerpos durante el embarazo también tuvieron menor circunferencia de cabeza en comparación con los niños sanos.



 La acrilamida, que puede atravesar la placenta, se forma en alimentos como los snacks y las papas fritas, que tienen altos niveles de hidratos de carbono cuando están fritos, horneados o tostados.

Para el estudio, los investigadores evaluaron las dietas de más de 1.000 mujeres embarazadas y a sus hijos recién nacidos en Dinamarca, Inglaterra, Grecia, Noruega y España.

 Los resultados demostraron que un alto consumo de acrilamida reduce el peso en 132 gramos y el tamaño de la cabeza del bebé, en 0,33 centímetros.

 El estudio, publicado en Environmental Health Perspectives, afirma que la mayoría de la acrilamida vino de la dieta materna y el efecto que tuvo en el crecimiento del feto fue similar al de fumar durante la gestación.

 «El efecto estimado de alto nivel de exposición a la acrilamida es comparable con el efecto adverso conocido del tabaquismo sobre el peso al nacer», dijo el profesor Manolis Kogevinas, coordinador del estudio y director científico conjunto del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental, en España, de acuerdo a lo publicado en infobae.com

 Recordó que el bajo peso al nacer tiene consecuencias en la salud temprana de los niños, como por ejemplo enfermedades cardiovasculares y diabetes. Mientras que la reducción de la circunferencia de la cabeza se ha asociado con retraso en el desarrollo neurológico.