Una de las prácticas más recurrentes posterior al lavado de la ropa es secar las prendas en el interior de la casa. Ya sea sobre una estufa, en una ventana o, habitualmente para los universitarios, sobre una silla, son distintos los artilugios que se emplean cuando es imposible realizar esta tarea en el exterior.
Sin embargo, esta costumbre acarrea una serie de riesgos para la salud asociados principalmente al sistema respiratorio. Un estudio de la Escuela de Arquitectura Mackintosh, en Escocia, muestra que cerca de un tercio de la humedad dentro de las viviendas está asociada al secado de la ropa.
Esta humedad es la misma que contribuye a la formación de ácaros del polvo y esporas de moho, constituyendo un daño incipiente para la salud, de acuerdo a lo informado por BBC Mundo.
De las 100 casas analizadas en la investigación, en el 25% de éstas se encontró una espora vinculada al debilitamiento del sistema inmunológico y al desarrollo del asma y rinitis, junto a algunos tipos de alergias.
Los científicos que dirigieron el estudio recomiendan que se destinen habitaciones especiales para el secado de la ropa, que cuenten con ventilación y calefacción que no se encuentren vinculadas al hogar.