Se trata de un hospedaje con todo el encanto de un correccional para delincuentes juveniles. Los cuartos simulan celdas de prisión y permanecen sucios. Colchones delgados, armarios metálicos, paredes despintadas y cuartos sin ventanas. Todo esto y mucho más hacen del albergue Hans Brinker Budget el peor lugar para pasar las vacaciones.
Pero atención: el que avisa no es traidor. Hasta el mismo hostel se enorgullece de decepcionar mochileros desde hace 40 años, y advierte que la estadía en sus instalaciones podría ser letal. Los dueños no se responsabilizan por posibles intoxicaciones con alimentos, ni problemas mentales, y mucho menos por enfermedades terminales o daños ocasionados por la radiación.