La contaminación sonora, el abuso de las tecnologías entre otras, serían las causantes.
No hay hijo a quien no irrite repetir a sus padres mayores dos o tres veces la misma frase. La mala noticia es que, según un puñado de especialistas argentinos, muchos de esos hijos, de grandes, estarán más sordos que sus padres actuales. Esa es apenas una de las conclusiones del último Congreso de la Sociedad Panamericana de Otorrinolaringología que se llevó a cabo en Mar del Plata la semana pasada.
El propósito del cónclave fue alertar sobre la pérdida de audición como uno de los problemas de salud crónicos más comunes, que afecta a personas de todas las edades, en todos los segmentos de la población y de todos los niveles socioeconómicos, pero más, mucho más, a adolescentes y preadolescentes.
Los especialistas reunidos en el congreso coincidieron en que el 30% de la actual población adolescente, más de 3 millones de argentinos, sufrirá trastornos auditivos en la adultez.
Según la doctora Graciela González Franco, miembro del comité directivo de la Asociación Argentina de Otorrinolaringología y Fonoaudiología Pediátrica, «un gran número de personas tiene pérdida auditiva por exposición al ruido. Las sociedades de nuestro tiempo son productoras de sonidos y ruidos que tienen una variedad, intensidad y perdurabilidad que constituyen una forma de contaminación física por sus efectos: la contaminación auditiva.»
En diálogo con Tiempo Argentino, insistió en los problemas que el ruido produce en los chicos: «Interfiere en la comunicación, en el aprendizaje, en la concentración y en el descanso. La denominada contaminación auditiva produce acúfenos (silbidos persistentes), ansiedad, taquicardia y aumento del colesterol. Además, constituye un factor de riesgo de accidentes, bajo rendimiento intelectual y estrés.»
Otro de los objetivos del congreso fue enfrentar de una vez por todas un problema que resulta cada vez más acuciante, en tiempos de incremento del ruido urbano, pero también de las nuevas tecnologías y la ininterrumpida conexión a la música vía auriculares, sobre todo en las nuevas generaciones. «En algunos países, hay legislaciones que impiden que los equipos reproductores salgan a la venta con intensidades de volumen tan elevados, Francia entre ellos –ejemplifica Franco–.
Hay que resaltar que las lesiones auditivas por exposición al ruido una vez instaladas son irreparables. No hay operación ni tratamiento posible.»
Desde la Asociación de Otorrinolaringología y Fonoaudiología Pediátrica advierten que «la contaminación sonora es un problema que afecta a muchas capitales. Buenos Aires, con un tercio de los 40 millones de habitantes de la Argentina, se encuentra dentro de las primeras cinco ciudades más ruidosas del mundo.
También Mendoza, La Plata, Santa Fe y otras ciudades no están exentas de este problema. No somos conscientes de la amenaza que representa la contaminación auditiva para la salud de toda la sociedad», agrega la experta.
¿Pero por qué, exactamente, los jóvenes de hoy corren riesgo de oír poco cuando sean más grandes? «Se debe a tres factores concordantes: la contaminación urbana, el incremento y el uso que hacen de los equipos tecnológicos, y el uso cada vez más temprano de esos elementos. Los niños cada vez más jóvenes usan auriculares.
El problema fundamental, a mi entender, es que día a día nos vamos acostumbrando a niveles superiores de ruido. Cada vez se habla con más intensidad, cada vez hay más ruido ambiente en las zonas urbanizadas. Hasta en las fiestas infantiles el ruido resulta intolerable. Cada vez más adolescentes concurren a la consulta por problemas auditivos, y aunque parezca mentira, a veces llegan y no quieren quitarse los auriculares. Es importante concientizar a los niños sobre los recaudos al utilizar equipos reproductores de música, limitar la cantidad de horas de uso, reducir el volúmen del equipo al encenderlo y darles un descanso a los oídos de los ruidos intensos. Pues de lo contrario, estos niños corren el riesgo de ser ‘discapacitados auditivos el día de mañana'». «
Sintonizar con todos
Alumnas de la Universidad de Buenos Aires difundieron recientemente la campaña «Sintonizá con los demás. Usá auriculares», encabezada por esa casa de estudios y que busca concientizar acerca del uso de auriculares en medios públicos de transporte.
«Más allá de intentar difundir el respeto por una ley preexistente, nuestra intención es lograr un cambio de actitud en los usuarios del transporte público, para que todos seamos conscientes de que con un cambio mínimo como usar auriculares mientras viajamos, estamos haciendo un gran aporte a la mejora de la convivencia, respetando a nuestros pares», destacaron las alumnas de la Facultad de Ciencias Sociales.
El actual Código de Tránsito y Transporte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires restringe el uso de reproductores de sonido «sin audífonos» en medios de transporte.
¿Qué produce más ruido?
?180 decibeles (dB): El ruido que generó la explosión del volcán Krakatoa. Se cree que es el mayor sonido registrado en la historia.
140 dB: Es la medida del umbral de dolor en los oídos.
130 dB: El ruido que genera el despegue de un avión.
120 dB: Las turbinas de un avión en marcha.
110 dB: El ruido que puede generar un acto cívico multitudinario.
100 dB: El sonido de una perforadora eléctrica.
90 dB: El ruido del tráfico en una esquina céntrica congestionada, o, de cerca, el de una pelea a los gritos entre dos personas.
80 dB: Pasa un tren.
70 dB: Una aspiradora.
50/60 dB: El nivel de ruido que produce una moderada aglomeración de gente.
40 dB: Una conversación.
20 dB: El ruido ambiente habitual en una biblioteca.
10 dB: El que produce una respiración tranquila.
0 dB: El umbral de audición.