Este procedimiento es muy usado por hombres y mujeres que quieren cambiar su estética. De qué se trata y qué peligros se corren. Enterate en esta nota.
La liposucción (también conocida como lipoaspiración, lipoescultura, lipomodelling, succión de grasa, lipectomía con asistencia de succión o refining) es una técnica que se utiliza para extraer depósitos de grasa no deseados de las áreas superficiales del cuerpo, incluyendo el mentón, el cuello y las mejillas; la parte superior de los brazos y la parte superior de los senos; el abdomen, los glúteos, las caderas, los muslos, las rodillas, las pantorrillas y los tobillos.
La liposucción no se utiliza como un substituto a la reducción de peso, sino como un método para extraer grasa localizada que no se elimina fácilmente por medio de dietas o ejercicio.
Pero no se recomienda si el paciente ha tenido cirugía recientemente en el mismo lugar para adquirir una nueva forma, o si tiene una mala circulación en esa área, o si tiene un soplo en el corazón o en los pulmones.
También debe comprender que, por sí misma, no mejorará la piel en forma de grumos conocida como celulitis, aunque existen otras técnicas que pueden mejorar esta condición.
Este procedimiento se realiza con un nivel de seguridad normal, siempre y cuando los pacientes sean elegidos cuidadosamente, la sala de operaciones esté adecuadamente equipada y el médico esté adecuadamente entrenado en operaciones para cambiar el contorno del cuerpo así como en cirugía general.
Sin embargo, en raras ocasiones puede ocasionar un trauma severo, particularmente cuando se succionan múltiples o extensas áreas a la vez.
Otras complicaciones que son infrecuentes pero posibles incluyen la acumulación de fluidos (los cuales deben ser drenados) y daño a la piel.
Aunque las complicaciones serias son las infecciones o la pérdida excesiva de fluidos que pueden llevar a enfermedades severas.