La joven británica Jennifer Wederell falleció el pasado mes de agosto de cáncer de pulmón, 16 meses después de recibir el trasplante de unos pulmones donados por una persona que fumaba mucho. «Tuvo una muerte que era la de otra persona», ha denunciado el padre.
La fallecida recibió el trasplante ya que sufría fibrosis quística (una enfermedad genética que afecta principalmente a los pulmones) desde los dos años y previamente al trasplante precisaba de respiración asistida con aportación de oxígeno.
De acuerdo al portal lavanguardia.com, la familia de Wederell denuncia que el hospital Harefield de Londres no les informó en ningún momento de que el donante fumaba mucho y aseguran que, de haberlo sabido, habrían rechazado el trasplante y esperado a otro donante.
El hospital ha asegurado que la mayoría de pacientes habitualmente prefieren la donación, aunque sea de un fumador, a esperar un tiempo desconocido y que puede ser crítico, pero ha admitido que debería de haberles informado y les ha pedido disculpas.
La página de Facebook creada por la familia, Jennifer’s Choice, recuerda a la joven y sirve también de plataforma para reivindicar que las personas que reciben órganos estén absolutamente informadas de los riesgos de la operación y de la donación.