El propósito de este artículo explícitamente es ver una de tantas maneras existentes para estimular las inteligencias y matizar el carácter de los niños y niñas en las primeras edades.
Nuestro paradigma de partida debe ser, inminentemente, la personalidad del niño o la niña, que se observa desde cualquier estadio de la infancia en cuanto a la propuesta que se ejecuta, no a la cantidad de actividades que se programan, ya que está en constante construcción.
Y de allí surge la interrogante de cómo solucionar el problema de las interacciones familiares, respondiendo al mismo tiempo que el acto de educar es difícil, ya que no nos preparamos para ser padres. Plantearse posibilidades para modificar los viejos discursos de valores de nuestros ancestros es una tarea que parte de la construcción de los nuevos valores de la familia actual, cuya base debe ser la misma necesidad de evolucionar y evolucionarnos.
Los niños y las niñas construyen sus estereotipos imitando las acciones de los adultos que les rodean, pero también traen una carga energética ancestral maravillosa, en la cual nos proporcionan una visión clara de cuáles son las conexiones cerebrales más funcionales en esa nueva vida desde muy temprana edad. En este sentido podemos señalar que la personalidad es filogenética, ontogénica y mística de inicio.
Las escuelas accionan el desarrollo de hábitos, habilidades y destrezas, lo que nos recuerda lo importante de la relación existente entre mirar-detenernos-reflexionar.
Es una pauta a seguir el organizar las actividades en el hogar para favorecer el desarrollo de hábitos como el orden, la limpieza, la alimentación, el descanso, selección de programas de televisión, actividades fuera de la casa, desde los dos años en adelante, ya que es en ese justo momento donde se empieza a fomentarse la personalidad dentro del marco de la escuela y en la familia.
Pero el alma no conoce de restricciones, es libre, autoritaria y nos quiere hacer en todo momento cómplice de sus deseos, de esta manera empieza la primera lucha del ser humano; vencer sus propias limitaciones para conectarse con la realidad.
Es imperante entonces que, la familia sea siempre gran aliada de los educadores y las educadoras, ya que la misma es eterna y nunca se destruirá, y tiene el suficiente empuje y la suficiente fuerza para facilitar la vida escolar, que es el lugar donde más tiempo pasan nuestros niños, donde desarrollan la socialización y donde se sienten libres de expresarse.
Los adultos somos generadores de la ¨voz de la conducta¨, estableciendo confianza, limites, valores y entendiendo que el niño y la niña tienen su punto de vista, ya que lo que esta buscando la interacción escuela-familia es enseñarlos a procesar, sin olvidarnos del amor, el cual nos enseñará a través del tiempo que somos guías.
Nuestra responsabilidad no es alterar el proceso, es ayudar a organizarlo, no es nuestro, es de esa nueva vida.
La estimulación es una herramienta que nos permite participar en lo pre-natal, en la edad temprana, en lo adecuado, y en lo precoz, y es igual a propiciar, sin el significado de obtener una estructura académica adecuada para estos tiempos, en donde nos exponemos no solo al conocimiento, también a la conciencia.
La estimulación temprana es el conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de niños y niñas con edades comprendidas entre 0 y 6 años, donde entrara en acción la familia y su entorno. También se refiere a las necesidades transitorias o permanentes, niños y niñas con capacidades diferentes durante el desarrollo, lo cual se trata desde la óptica de una intervención global e integral.
La estimulación sensorial proporciona un estímulo de activación de las estructuras sensoriales en el momento oportuno, teniendo el perfil neurosensorial, para mejorar la capacidad de desarrollo sensorial y motriz de los niños y de las niñas. En esta el cerebro es utilizado como procesador, ya que es un sistema dinámico, que nos acompañará en el resto de nuestras vidas y regulará la interacción entre nuestros deseos y nuestros pensamientos.
Los procesos tienen una reacción en cadena, no individualmente.
En el proceso del desarrollo del lenguaje debemos activar estructuras estratégicas a través de cogniciones.
Cuando surge una patología en cualquier área del desarrollo, en el cerebro se verifican dos cualidades inminentes: La corrección y la compensación de la estructura dañada, lo cual se compensa a través de la estimulación. Esto debe hacerse a través del respeto de esa diferencia y motivando a través del amor a alcanzar el máximo potencial que esa vida puede dar, no necesariamente el que idealizamos desde fuera.
La existencia de periodos críticos del desarrollo del cerebro y la necesidad de estímulos específicos para compensar algunas alteraciones nos indican los periodos críticos que funcionan como ventanas cerebrales que se abren durante el desarrollo y que permiten la formación de conexiones con la utilización de estímulos adecuados: Justo allí es que debemos ser extremadamente cuidadosos con las huellas emocionales, que son las que derivadas de las primeras experiencias dejan un impacto indeleble que solo se llega a descubrir con el paso del tiempo pero que va dejando una estela de cobro en nuestras vidas.
La necesidad de entornos enriquecidos o complejos constituye un requerimiento en el proceso de desarrollo del cerebro, por lo tanto, también del alma.
Entonces, es cuando a través de intervenciones acertadas y a tiempo podemos enriquecer las capacidades en desarrollo y las necesidades de nuestros hijos e hijas y brindarles oportunidades para que su vida no necesariamente sea perfecta, sino que tenga una base de bienestar y sanidad.
Por Rosalba Gautreaux B. para Ensegundos.net
Neuropsicopedagoga del Desarrollo.