Las equivocaciones son algo frecuente en la pareja. El que hace se equivoca, por lo que solemos estar expuestos a cometer errores que pueden llegar a generar eventuales problemas. Ante este tipo de situaciones, lo fundamental es saber definir un límite de tolerancia respecto a qué conflictos estamos dispuestos a aceptar y cuáles no. Después de todo, el fin último debe ser alcanzar la felicidad.
A lo largo de la vida, hacemos elecciones, tomamos decisiones y optamos por ciertos caminos, los cuales a veces son acertados y otras no. Cuando se comete un error, lo primero que hay que hacer es advertirlo. Pero cuando el que se equivoca es uno, suele ser más difícil darse cuenta y es en este punto en el que interviene el otro para determinar que algo se hizo mal. El portal mia.perfil.com nos recomienda que aquí es necesario reflexionar y admitir el error. Una vez aceptado, el siguiente paso será pedir perdón. Admitir que algo se hizo mal e intentar remediarlo es lo principal para solucionar las cosas. Si el otro está comprometido en la relación, sabrá entender.
Así explicado parece simple, pero en la vida real suele ser algo más complicado, porque podemos tomar decisiones que otros consideran equivocadas, pero que nosotros pensamos que son las correctas. Podemos arrepentirnos de algo, pero rehusarnos a volver atrás. Podemos volver atrás, pero no podemos pedir perdón.
Y si lo hacemos, muchas veces el otro puede no aceptar nuestro pedido. Incluso, podemos no perdonar al otro por algo que hizo. Por lo tanto, las situaciones son múltiples y difíciles de predecir.
El problema principal surge cuando las equivocaciones se vuelven frecuentes. Ahí deberíamos preguntarnos hasta cuándo somos capaces de soportar. Si bien cada uno debe aprender de sus errores y capitalizar las experiencias negativas en positivas, cuando esto no ocurre es necesario replantearse algunas cosas. Si bien la decisión final está en uno, siempre es útil escuchar la opinión de los otros.
También hay que dejar claros los límites que deben basarse en la búsqueda de la propia felicidad y preguntarse si el perdón nos conducirá a ésta o no. Si continuar al lado de una persona, a pesar de sus errores, te hace feliz y si la relación que tienen te trae más alegrías que tristezas y frustraciones, entonces, sí, perdonar puede ser una decisión razonable. De lo contrario, quizá llegó el momento de tomar otro camino.