Santo Domingo. La manera en que sigue la ola de violencia contra las mujeres en República Dominicana debe ser tratada desde hace tiempo por el Estado como una emergencia Nacional.
Los crímenes contra las féminas se han convertido en una epidemia, desgracia que según cifras oficiales le costó la vida a más de 170 victimas de hombres violentos el pasado 2012.
La justicia tiene fallos, quedando demostrado que la mayoría de los agresores son denunciados previamente sin que sean apresados, lo que les facilita que les quiten la vida a sus compañeras sentimentales.
Los hombres que tienen una conducta violenta difícilmente cambian, y ante la primera señal de abuso la mujer debe pensar seriamente en abandonar una relación que se puede transformar en agresiva.
El hombre violento no cambia, esa es su naturaleza, es preferible quedarse sola a vivir con un azaroso que le arrebate su vida.
La violencia contra la mujer debe ser combatida desde todos los estratos de la sociedad dominicana, pero haciendo énfasis en la educación que reciben los niños en el hogar, haciéndoles entender a los barones el sentido de ganar y perder, pero sobre todo resaltando que la mujer no es una propiedad privada como si lo fuera una finca o un carro. Siempre les digo a las jóvenes que tengo confianza que antes de casarse pasen por la casa de su novio y observen en detalle como el caballero que le gusta trata a su madre, si es un grosero con ella así mismo o peor le tratará a usted.
Otro aspecto de los agresores es que además de ser excesivamente celosos y posesivos es que luego de hacer mal presentan un falso arrepentimiento para tratar de remediar el daño causado pero siempre dejando entrever que ha sido la mujer la culpable de la situación en la que actuó fuera de control.
El Estado no ha mostrado una postura fuerte contra la violencia de género, da pena ver como se concentran excesivamente en los casos donde reina la farándula, mientras cientos de mujeres son ignoradas cuando van a poner su denuncia.
Es necesario emprender una campaña en conjunto donde participen artistas, peloteros, directores de medios, periodistas, políticos, religiosos y figuras de influencia para buscar la manera de crear conciencia, de alguna manera ir contribuyendo a frenar la ola de violencia contra las mujeres.
Pero también pedir a la justicia que sea más atenta y dura con los agresores, lamentablemente no están haciendo bien su trabajo.