Varias dotaciones de bomberos de Chicago batallaron el jueves pasado contra un incendio que se desarrolló en un depósito antes utilizado como fábrica de lamparitas. Pero el frío de la ola polar que azota a los Estados Unidos desde hace varios días logró congelar la escena de un modo casi espeluznante.
Las imágenes posteriores al incendio no muestran la antigua fachada del depósito de la fábrica Harris Marcus Group cubierta de hollín, ni los daños materiales en la madera del interior. En vez se puede admirar una mole blanca hecha de hielo, el agua que rociaron los bomberos de Bridgeport que trabajaron en el incendio del martes pasado.
Autoridades del cuerpo de bomberos de Chicago expresaron su preocupación por que volvieran a encenderse las llamas y probaron que tenían razón: el jueves pasado, varias dotaciones tuvieron que acudir una vez más al sitio, ubicado en el 3757 de la Avenida Ashland, informó el sitio Chicago Tribune.
«Fue un incendio muy grande, con una cantidad increíble de llamas. Había demasiada madera, cosas viejas y barnizadas. Una vez que se prendió, se propagó en seguida. Todo es viejo dentro de estos edificios con fachadas lindas. Fueron construidos hace mucho tiempo y se desmoronan con incendios así», remarcó el comisario de bomberos José Santiago.