Dormir bien, además de las horas mínimas recomendadas, es vital para la salud y eso lo sabes de sobra. Si tu hijo adolescente no tiene un horario fijo para irse a la cama, trasnocha estudiando, viendo televisión o enviando mensajes de texto, se levantará cansado y su desempeño en la escuela se resentirá. Pero además,  la falta de sueño puede aumentar su riesgo de desarrollar diabetes en un futuro. Y no querrás que eso suceda, ¿cierto?

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Cuando le restas horas a tu sueño, el cuerpo se resiente: en lugar de despertarte lleno(a) de energía y dispuesto(a) a comenzar las labores del día, te levantas cansado(a) y hasta de mal humor.  Pero esas no son las únicas consecuencias. Como te contamos en un artículo previo, cuando la falta de sueño se hace habitual, puede convertirse en factor de riesgo para que los adultos desarrollen diabetes. Ahora un estudio reciente, publicado en el medio especializado Sleep, confirma este mismo peligro en los adolescentes. Conviene que, como padre responsable, estés alerta y  lo compartas con tu hijo(a) para que tomen medidas al respecto.

Unos investigadores de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, siguieron durante una semana la cantidad de sueño y los niveles de resistencia a la insulina en 245 estudiantes saludables de enseñanza secundaria. En conjunto, los estudiantes durmieron unas 6.4 horas como promedio cada noche, pero durmieron mucho menos durante los días de clase que durante los fines de semana.



Las cantidades menores de horas de sueño se asociaron con niveles más altos de resistencia a la insulina (detectados con análisis de sangre), incluso teniendo en cuenta otros factores como raza, edad, género, índice de masa corporal (IMC)y la amplitud de la cintura de los participantes.

La directora del estudio, la doctora Karen Matthews, advierte que la elevación de los niveles de la resistencia a la insulina pueden contribuir al desarrollo de la diabetes.  Para refrescarte la memoria, la resistencia a la insulina se produce cuando las células no responden adecuadamente (se resisten) al efecto de la insulina, encargada de hacerles llegar la glucosa (el azúcar) que necesitan para obtener su energía. El páncreas, a su vez, responde creando y emitiendo (lanzando) más insulina al torrente sanguíneo en respuesta a los niveles elevados de azúcar en la sangre que no puede entrar a las células.  La doctora Matthews añade que el estudio encontró que si los adolescentes que duermen normalmente unas seis horas cada noche durmieran una hora más, podrían mejorar su resistencia a la insulina en un 9 por ciento.

El estudio es el primero en demostrar una asociación entre la reducción de las horas de sueño y una mayor resistencia a la insulina en los adolescentes saludables, independientemente del factor obesidad, pero cabe destacar que no prueba una relación de causa y efecto entre ambos.

De cualquier forma, el aviso es pertinente y debes tomar cartas en el asunto. Lo primero es tratar de que tu hijo adolescente duerma las nueve horas que recomienda la Academia Americana de Medicina del Sueño.  Además del peligro de desarrollar diabetes, la falta de sueño también puede:

– aumentar el riesgo de que desarrolle enfermedades cardíacas,

– puede contribuir a que su rendimiento escolar disminuya,

– a que tenga cambios de actitud y de estados de ánimo,

– y hasta puede hacer que coman en exceso, complicando aún más las cosas con el aumento de peso.

La adolescencia de por sí es una etapa difícil y delicada, en la que debes tener mucha paciencia y cuidado al indicarle patrones de conducta a tu hijo sin causar peleas y actitudes de rebeldía. Pero aquí te damos algunas sugerencias para hacer que duerma las horas adecuadas:

  • Establece un horario. Ponle horas fijas para acostarse y levantarse, lo que ayuda a que el cuerpo se habitúe a un patrón de sueño. Es posible que el adolescente no le de importancia, pero debes llegar a un acuerdo, especialmente los días entre semana, para que tenga un mejor rendimiento en la escuela.
  • Crea un ambiente apropiado en la habitación.  Debe estar a oscuras, sin ruidos y con una temperatura agradable. Estas son las condiciones que mejor propician el sueño.
  • Evita que vea la televisión hasta muy tarde. Tampoco debe beber bebidas estimulantes con cafeína antes de irse a dormir.
  • Si practica un deporte o hace ejercicios, que lo haga con horas de anticipación a la hora de acostarse.
  • No le sirvas cenas demasiado abundantes, sobre todo cerca de la hora de ir a dormir.

Quizás te lleve un tiempo lograr que tu hijo adolescente duerma más y que sigua un horario, pero es muy importante que todos pongan de su parte, a través del diálogo y la comunicación, y poco a poco, vayan logrando el objetivo.  Así se sientan las bases de comportamientos positivos que a la larga protegen su salud y evitan que en el futuro sufran condiciones peligrosas como la diabetes.