Con coloridas figuras infantiles que personifican a jueces o legisladores y con un lenguaje muy sencillo la República Dominicana se ha volcado en la promoción de una constitución infantil para concienciar sobre derechos y deberes a sus menores, buena parte de ellos en condición de vulnerabilidad.
La obra, publicada por la Cámara de Diputados, recoge en 148 artículos la mayoría de los 277 de la Constitución del país promulgada en enero de 2010, pero adaptada a un lenguaje de fácil asimilación, que vincula lo conceptual y lo visual, “un recurso infalible en la educación de los niños”, dijo en una entrevista con Efe su autora, la educadora y escritora dominicana Dulce Vargas de Castellanos.
De esta manera la República Dominicana pasa a engrosar, según la catedrática local, la corta lista de los países de la región que cuenta con una constitución infantil: Argentina, Colombia, Guatemala, México, Paraguay y Perú.
“A través de esta constitución los niños entenderán por qué (existe) un Estado social, un Estado democrático y un Estado de derecho”, argumentó Vargas de Castellanos.
El origen de esta versión de la Carta Magna dominicana surge, según su ideóloga, “de la inquietud que tenía la población infantil por saber cuáles eran sus prerrogativas, cuáles eran sus derechos y cuáles eran sus deberes como ciudadanos”.
Esta obra es “realmente efectiva (porque) al niño no hay que abrumarlo con una cantidad de ideas que no entienda, sino resumirle lo más importante”, por ello, agregó Vargas de Castellanos, en el libro no figuran los 277 artículos de la Constitución original, pero sí los 15 títulos en los que está dividida.
Su publicación es el resultado de un acuerdo entre la Cámara de Diputados y el programa de la televisión local ‘Vivan los niños’, que Vargas produce desde hace más de veinte años en la provincia de Santiago, 155 kilómetros al norte de Santo Domingo.
A la primera edición, de la que se han impreso 35.000 ejemplares, la Cámara de Diputados prevé sumar una segunda de 100.000 más, aunque, según admite la autora, esta cifra aún no es suficiente si se toma en cuenta la población estudiantil de menores de edad del país, que sobrepasa los dos millones.
No obstante, reconoce, que el objetivo “no es lanzar la obra por lanzarla sino que esta sirva como una garantía para el cumplimiento de las prerrogativas y los derechos de los niños y niñas” y “como una protección de lo que deben esperar del Estado y éste, a su vez, de sus ciudadanos, así informa noticiassin.com, en su portal.
En ese sentido, apunta que es “impostergable” la creación de una comisión de diferentes entidades estatales que dé seguimiento al cumplimiento de la obra que, en su opinión, es “auténtica” y “moderna” y marcará un antes y un después en la infancia dominicana.
“Los poderes del Estado tienen que ponerse en la mística de concienciación de alfabetización constitucional”, subrayó.
Datos recientes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) revelan que el crecimiento significativo que ha logrado la economía dominicana en los últimos años no ha sido suficiente para mejorar la situación de sus niñas, niños y adolescentes en las zonas más pobres del país caribeño.
Estas desigualdades se reflejan, según el organismo, en la alta tasa de mortalidad infantil (32 por cada 1000 nacidos vivos frente a los 23 del resto de América Latina y el Caribe) a pesar de que el 98 % de los partos son atendidos por personal calificado.
Asimismo, en la baja tasa de asistencia a la educación secundaria, que es de un 52 % en las adolescentes y un 37 % en los adolescentes, así como en la proliferación del abuso, explotación sexual, trata y tráfico de niñas, niños y adolescentes.
Y si bien Vargas de Castellanos dice que en la Nación “se están haciendo muchas cosas positivas” a favor de los niños en situación de riesgos, subraya la necesidad de empoderar a los menores para que puedan luchar por sus derechos.
“En la medida en que tú tienes un pueblo consciente de sus derechos, en esa misma medida se van a producir cambios”, dijo.