El extraño caso se presentó en una cárcel en Sri Lanka cuando la guardia se disponía a realizar una requisa en el centro de reclusión.
Uno de los presos decidió esconder un celular y el manos libres en su ano para que no fuera decomisado, con tan mala suerte que en el momento en el que entraron los guardias a su celda recibió una llamada y el timbre llamó la atención de los vigilantes.
El recluso no tuvo otra opción que informar acerca de su plan y de inmediato fue trasladado a un centro médico para que el aparato le fuera retirado.