Los mosquitos toleran los repelentes convencionales después de haber sido expuestos por primera vez a ellos, según un estudio que investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres hicieron público este jueves.
La investigación —desarrollada con la especie Aedes aegypti, que transmite el dengue y la fiebre amarilla— revela que los mosquitos ignoran la sustancia denominada DEET, el ingrediente más habitual en los repelentes, una vez han entrado en contacto con ella una vez.
La sustancia fue desarrollada inicialmente por el Ejército de Estados Unidos, después de la experiencia de sus soldados en zonas de selva durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante años, el DEET se utilizó para ahuyentar a los mosquitos, a pesar de que no se comprendía por qué ayudaba a mantenerlos alejados, y estudios recientes demostraron que era el olor que desprende esa sustancia el que repelía a los insectos.
Ante la preocupación por el hecho de que los mosquitos se hagan resistentes a los repelentes, los investigadores sometieron a los insectos a una prueba en el laboratorio: les pusieron a su alcance el brazo de uno de los científicos rociado con DEET.
Como esperaban, el repelente hizo que los mosquitos no se acercaran al investigador en primer término, si bien unas horas más tarde los mismos insectos ya no eran ahuyentados por la sustancia.
Para entender ese comportamiento, los investigadores instalaron electrodos en la antena de los insectos.
«Hemos sido capaces de monitorizar la respuesta de los receptores que tienen los mosquitos en la antena y hemos comprendido que pierden sensibilidad ante la sustancia», explicó a la cadena BBC James Logan, uno de los autores del estudio.
El científico señaló que «los mosquitos evolucionan a mucha velocidad» y subrayó: «cuanto mejor comprendamos cómo funcionan los repelentes, seremos más capaces de solventar el problema de la resistencia».