MIÉRCOLES.Las personas que han sido atracadas o atacadas al azar pueden seguir sintiendo mucha desconfianza de los demás mucho después del incidente, halla un estudio reciente.
Los hallazgos revelan un efecto que antes no se había reconocido bien de un asalto físico, y podrían ayudar a mejorar la terapia de las víctimas, señalaron los investigadores británicos.
El estudio incluyó a más de cien personas tratadas en un hospital por lesiones leves sufridas durante un atraco o un asalto físico. Los participantes fueron monitorizados por los próximos seis meses.
Cuatro de las cinco víctimas dijeron que, desde el asalto, tenían más miedo de las demás personas de lo que deseaban, según el estudio, que aparece en la edición del 27 de marzo de la revista Psychological Medicine.
Entre los factores que resultaron en un sentimiento fuerte de desconfianza que duraba seis meses se incluían: ser atacado cerca de casa, sentirse derrotado en el momento, una preocupación posterior excesiva, sentirse poco respaldado por los demás y los problemas del sueño.
Es bien sabido que sufrir un asalto físico puede provocar síntomas del trastorno por estrés postraumático, pero este es el primer estudio en mostrar que la desconfianza excesiva de las demás personas, o paranoia, puede persistir durante meses tras un asalto, dijeron los investigadores.
«Es muy comprensible que ser atacados nos haga desconfiar de las personas que nos rodean. Nuestra mentalidad podría hacerse más parecida a la de un guardaespaldas, atenta al peligro», señaló en un comunicado de prensa de Wellcome Trust el líder del estudio, Daniel Freeman, profesor de la Universidad de Oxford.
«Cuando desconfiamos en exceso, es una forma de paranoia», dijo Freeman. «Podría bien ser una un cambio pasajero normal en nuestro pensamiento tras haber sido víctima de un ataque».
Sin embargo, el peligro de esos pensamientos es que las personas pueden terminar aislándose de los demás y pensando solo lo peor, advirtió Freeman, quien lideró el estudio mientras estaba en el Instituto de Psiquiatría del Colegio del Rey de Londres.
«Se trata de un problema poco reconocido como secuela de un ataque», planteó.
Fuente HealthDay News