Algunos la satanizan, otros la glorifican, pero los secretos que guarda esta planta podrían revolucionar a la medicina y la ciencia.
En los últimos años, los científicos han puesto mayor atención en el estudio de la utilización de la marihuana (vaporizada, fumada, en pomada, en aerosol o como parte de fármacos) y su contribución en mejorar la calidad de vida, sobre todo en personas con padecimientos crónicos como el cáncer, la artritis, glaucoma, síndrome de Tourette, Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), así como enfermedades poco estudiadas aún, como la fibromialgia.
Óscar Galicia, titular del Laboratorio de Neurociencias del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana, asegura que a diferencia del alcohol, los efectos de la marihuana, por lo general, no se asocian con conductas agresivas. Esto hace de la cannabis un posible medicamento seguro.
Y la industria farmacéutica se ha tomado muy en serio esto.
Entre 2010 y 2012, países como Gran Bretaña, España, Estados Unidos, Dinamarca, Alemania y Suecia, entre otros, aprobaron el uso de un fármaco con el nombre comercial de Sativex, que contiene sustancias activas de la marihuana como el Tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol.
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Aunque los especialistas coinciden en que aún falta mucho por conocer sobre la aplicación clínica de la cannabis, sobre todo porque produce entre 400 y 500 compuestos químicos, entre los que destacan loscannabinoides, piensan que la planta representa uno de los campos de investigación con mayor potencial de expansión, a pesar de sus restricciones por ser considerada ilegal.
Los estudios de los cannabinoides sugieren que los pacientes con Alzheimer pueden beneficiarse con su uso, ya que estos pueden ligarse a receptores que se expresan en las células gliales (aquellas que soportan a las neuronas e intervienen en el procesamiento cerebral de la información), contribuyendo a atenuar procesos inflamatorios del cerebro y ejerciendo un efecto neuroprotector, explica Enrique Soto, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, de la Academia Nacional de Medicina y de la Academia Mexicana de Ciencias, fuente cxico.cnn.com.
La posibilidad de sufrir efectos adversos en el consumo de la marihuanano ha quedado fuera de la investigación.
«Pueden existir problemas cuando el consumo es crónico; se produce una disminución en la velocidad de respuesta de casi todas las funciones cognoscitivas, como es el aprendizaje, la memoria o la atención», señala Óscar Galicia.
VIDEO: Las consecuencias del uso de marihuana
El psiquiatra Gady Zabicky, especialista en adicciones con reconocida trayectoria en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente y la Universidad Rockefeller, advierte que el consumo de marihuana con fines terapéuticos no es recomendable para menores de 18 años, ya que a esas edades el cerebro no ha terminado su proceso de maduración.
De acuerdo con un estudio realizado por investigadores de Nueva Zelandia, y difundido por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en abril de 2012, los adolescentes que fuman marihuana con frecuencia pierden en promedio ocho puntos de coeficiente intelectual al llegar a la edad adulta. Ese mismo estudio señala que eso no sucede cuando se es adulto.
Para evitar la adicción a la marihuana se buscan nuevas técnicas para la administración de algunos de sus componentes, como el THC. El Center for Medicinal Cannabis Research (CMCR) desarrolló un proceso para su aplicación por vaporización.
Zabicky, también miembro del Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas (Cupihd), explica que con el método de vaporización sería posible tener un mayor control de las dosis adecuadas en cada paciente.