La Cámara de Diputados uruguaya votará el miércoles un proyecto para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, impulsado por el gobierno de José Mujica y que ya fue aprobado por el Senado, lo que convertiría a Uruguay en el segundo país de América Latina en permitir este tipo de unión.
Se descuenta que la iniciativa será aprobada en la cámara baja con amplio respaldo y que en pocos días será promulgada como ley por el Ejecutivo.
El llamado «proyecto de matrimonio igualitario» fue aprobado el 2 de abril en el Senado con votos de legisladores de los tres principales partidos: el gobernante Frente Amplio de izquierda, el Partido Nacional de centro y el Partido Colorado de derecha.
El proyecto original surgió de un texto redactado por el Colectivo Ovejas Negras que promueve demandas de grupos homosexuales y retomado por diputados del Frente Amplio.
«Estamos viviendo un hecho histórico. Hoy Uruguay salda su deuda con muchos uruguayos que aún sufren discriminación», dijo Federico Graña, uno de los líderes del Colectivo Ovejas Negras, a The Associated Press. «Hoy a nivel estatal se le da dignidad al amor entre dos personas del mismo sexo», agregó.
De ser aprobado en la Cámara de Diputados el proyecto debe ser promulgado como ley por el gobierno dentro de los 10 días pasada la votación.
«En función de los trámites necesarios, calculamos que las primeras parejas homosexuales se estarán casando 90 días después de promulgada la ley o sea, que debería ser a mediados de julio», dijo Graña.
Uruguay se convertirá así en el décimo segundo país del mundo y el segundo de América Latina después de Argentina en permitir el matrimonio homosexual en todo su territorio.
Además del matrimonio entre personas del mismo sexo, el proyecto de ley incluye otros temas polémicos, como permitir que parejas homosexuales adopten niños.
La legislación uruguaya vigente permite que parejas del mismo sexo legalicen su unión -aunque no como matrimonio- y que aspiren a adoptar niños.
El texto que se votará el miércoles implica además cambios para todos los matrimonios -homosexuales o no- como por ejemplo poder decidir el orden de los apellidos de los padres al nombrar un hijo, biológico o adoptado, o iniciar el trámite de divorcio por decisión de cualquiera de los dos cónyuges; hasta ahora sólo la mujer tenía ese derecho merced a una norma de 1912.
El gobierno de Mujica, un ex guerrillero izquierdista, ha impulsado en los últimos meses varias leyes liberales en Uruguay, lo que incluye la legalización de la marihuana y la reciente despenalización del aborto.
La iglesia Católica pidió a los legisladores actuar «a conciencia» y rechazar el proyecto y en un comunicado en el sitio de internet de la Conferencia Episcopal del Uruguay sostuvo que «llamar de manera igual a realidades desiguales, so pretexto de igualdad, no es justicia sino asimilaciones inconsistentes que sólo harán que se debilite todavía más el matrimonio. Constatar una diferencia real no es discriminar», informa diariolibre.com, en su portal.
Agregó que «se legisla siguiendo modelos provenientes del extranjero» sin «profundizar las consecuencias que las alteraciones legales conllevan para el conjunto de la sociedad uruguaya en el tema de la familia», agrega.
Michelle Suárez, también integrante del Colectivo Ovejas Negras y participante de la redacción del texto original, explicó a la AP que la nueva ley también permitirá que parejas homosexuales extranjeras viajen a Uruguay a casarse, como de hecho ya ocurre con las parejas heterosexuales, «siempre y cuando cumplan los trámites migratorios ordinarios correspondientes».
«Este es un tema de libertad, de elección de la gente y de justicia», dijo el senador oficialista Rafael Michelini a la AP en ocasión de su aprobación en el Senado. «De libertad porque el Estado no debe meterse en con quién debe casarse uno y de justicia porque si uno se casa en el exterior con una persona de su mismo sexo, si luego vuelve a Uruguay se le reconoce su casamiento», agregó.
La justicia uruguaya reconoció por primera vez en junio un matrimonio entre personas del mismo sexo al aceptar la solicitud de un uruguayo y un español casados previamente en España que querían formalizar su situación en el país.