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A los jóvenes que escriben más de 100 mensajes al día les interesa más el dinero y la imagen social que una vida digna regida por normas éticas, y además suelen ser más racistas, según un nuevo estudio canadiense.



Los investigadores de la Universidad de Winnipeg, Canadá, realizaron su estudio para poner a prueba las ideas expresadas en el libro de Nicholas Carr ‘Superficiales ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?’, que salió a la luz en 2010 y se publicó en español en 2011. 

Según su teoría, para escribir muchos mensajes cortos con el móvil y en Twitter se necesita una mente que piense rápido, pero no con profundidad, lo que provoca que los pensamientos sean más superficiales.



Menos reflexivos

Durante tres años, los investigadores observaron a 2.300 estudiantes de primer curso de Psicología, analizando sus hábitos y sus rasgos característicos, sus valores y objetivos en la vida.

Los que escribían muchos mensajes de texto «eran mucho menos reflexivos», concluyeron los investigadores: los jóvenes que escribían más de 100 mensajes al día consideraban menos importante respetar unas normas éticas y tener principios en la vida, comparado con los que escribían menos de 50 mensajes diarios.

Más racistas después de escribir SMS

Escribir mensajes de texto también podría influir en los prejuicios raciales. Los investigadores compararon la actitud de los estudiantes hacia las minorías étnicas después de mandar mensajes de texto o hablar por teléfono con el comportamiento de las mismas personas después de no haber utilizado el teléfono durante un rato, y descubrieron que después de usar el móvil los estudiantes percibían a las minorías de manera más negativa.

De acuerdo a RT, los resultados confirman la teoría de Carr de que las tecnologías informáticas y las redes sociales nos hacen menos reflexivos, cuentan los investigadores Paul Trapnell y Lisa Sinclair.

Sin embargo, no hay que preocuparse por las cualidades morales de los jóvenes, porque en general su tolerancia y aceptación de la diversidad de los humanos no han desaparecido, señalan los científicos.